¿Un 36 o un 42? Ni lo uno ni lo otro: una talla única, una medida creciente destinada a encajar en el patrón (y liberar la mente)

En 2009, Alexandra Shulman entonces redactor jefe de moda de la revista ‘Vogue’, envió una carta a las principales marcas de moda británicas pidiéndoles que ajustaran sus tallas a un estándar femenino «más real». «Hemos llegado a un punto en el que muchas de las muestras simplemente no encajan ni siquiera los modelos establecidos que parecen más saludables, y deberíamos tomando fotografías de chicas demacradas adaptarse a ellos», explica Shulman, que incluso lo recuerda en una ocasión Kate Moss Luchó por entrar en una exposición de diseñadores para una sesión de fotos.
Comúnmente asociado con ropa de mercadillo o piezas únicas de segunda mano con reliquia e historia, el concepto de talla única No es más que la nomenclatura de una única prenda que se adapta a diferentes morfologías, diseñada con ciertas medidas de referencia, si, y con el objetivo de ser polivalente y capaz para adaptarse a diferentes cuerpos.
Esta idea de talla única proviene exactamente de tamaño de muestra anglosajón (en español, muestra) que los diseñadores utilizan para determinar las prendas de los desfiles y que luego servirá como adelanto de la colección prêt-à-porter. ¿El problema? Esto, históricamente, estas piezas Eran aproximadamente talla 34, entonces se establecieron un cañón específico en la pasarela y, por tanto, en las colecciones que posteriormente comenzaron en esta medida.
Desde la pasarela
España intentó cambiar este tamaño en 2006. La antigua pasarela de Cibeles tiene la norma histórica de aumentar el índice de masa corporal Se requiere que los modelos tengan un porcentaje superior a 18,5 (la Organización Mundial de la Salud considera bajo peso cualquier valor inferior a esta cifra, y lo clasifica como delgadez severa en los casos inferiores a un índice de 16).
¿La meta? «Evitar que esta imagen malsana perjudique no sólo a los propios modelos, sino también a los jóvenes que los ven como su modelo a seguir», afirmó. Isabel Martínez, de la Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia y Bulimia Nerviosa (ADANER), una de las instituciones que participó en las discusiones sobre estas medidas médicas para las modelos. Actualmente, y según las medidas a disposición de la ciudadanía, IFEMA también puede exigir un certificado y un examen médico en el sitio si lo considera necesario.
¿Una cuestión de percepción?
Sin embargo, el problema no viene sólo de las pasarelas, porque el conflicto entre tallas también incide en que no todas las marcas utilizan patrones compartidos a la hora de plantearse cómo confeccionar una determinada prenda. Es decir, una misma pieza con el mismo número de talla puede no ajustarse al cuerpo o ser excesivamente grande dependiendo de si es una marca u otra, algo que genera confusión y provoca en la mayoría de clientes (más del 77% de la población) Compra una talla diferente a la que usas habitualmente, según publicó recientemente la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU).
Además, un estudio de Asecom asegura esto tallas 42 y 44 Estos son los que más se venden en España, a pesar de que en los escaparates no aparecen precisamente maniquíes de estas dimensiones. En definitiva, casi la mitad de los usuarios tiene la impresión de que En los últimos años los tamaños han tendido a ser más pequeños, percepción que se eleva al 82% en el caso de las mujeres.
Aunque por supuesto esto no es (sólo) una cuestión de género. Coincide con la alfombra roja de la última Gala MET, la cantante Sam Smith Esto exigía una mayor diversidad de tamaños. Específico, «ropa de mi talla en tiendas» preguntó el artista británico cuando le preguntaron qué le gustaría ver en el futuro de la moda. Aunque el contexto es mucho más amplio, las diferencias radican en detalles como que las camisas de hombre (normalmente) se miden por el ancho del cuello, mientras que algunas otras marcas lo hacen por el ancho del pecho. En el caso de las mujeres, una misma talla de pantalón puede variar hasta 10 centímetros cintura entre una tienda y otra, según publica la OCU.
Un referente con historia
Pero, ¿de dónde proceden las tallas con la talla estándar que conocemos hoy? La verdad es el tamaño actual respondiendo al modelo estandarizado con el advenimiento de la Revolución Industrial, que a partir de los años 50 se consolidó con la aparición del prêt-à-porter en algunos contextos.
Aunque la ropa a medida seguía siendo sinónimo de clase alta, la bajada de costes y la funcionalidad de la producción en masa hicieron que la primera fuera denigrada en favor de la segunda. un contexto popular e internacional.
Del dicho al hecho
Se estima que, a nivel global, la producción de calibres incluidos entre los 40 y los 46 apenas llega al 20%. No es casualidad que hace unos años la tendencia #tamañomediano se volvió viral en TikTok apostando a normalizar las tallas del 38 al 42 como “medias” y contra estándares imposibles.
Marcas que apuestan por la talla única, ¿no?
Por ello, cada vez más marcas apuestan por modelos sin tallas como base de sus colecciones en los últimos años. Un ejemplo es mami mas despacio la firma consciente de Isabel González, cuyo objetivo es abrazar el bienestar más allá de los estándares del tamaño de las mujeres. «La clasificación nos etiqueta de muchas maneras, Nos hace sentir demasiado grandes o demasiado pequeños. Esto plantea muchas inseguridades en nuestro cuerpo, como dónde podemos encajar o no, qué está bien o mal en nosotros. No quería limitar a las mujeres a ajustarse a un patrón”, responde González.
Sugerido por Mamá Lenta.
«Cuando creé la marca sabía que había dos requisitos imprescindibles: que el material no fuera tóxico y que las prendas fueran de talla única», explica la emprendedora, nutricionista y autora del libro. ‘Mamá lenta’ (Random House), que abraza la idea de “recuperar la confianza en nosotros mismos”. «Limitarnos aún más a una talla nos dice en muchos sentidos que el cambio es malo, pero el cuerpo de la mujer es cambiante. La maternidad nos hace cambiar, incluso cada mes lo hacemos, y eso no es nada malo, natural y bonito, y yo quería honrar eso», argumenta.
Luces, pero también sombras.
Sin embargo, también hay opositores a esta medida que advierten sobre el lavado de imagen -especialmente en casos de comercio más masivo- detrás de la #onesize como ya ocurrió con el #greenwashing de la sostenibilidad.
El influencer del bienestar Silvana Riccardi Hace unos días denunció la tiranía que se esconde bajo la etiqueta de talla única, ya que la diversidad de cuerpos existente se puede ver en una única talla.
Por su parte, una creadora del perfil Freeda señaló que la talla única tiene una talla definida y que, en comparación con la inexactitud más popular, suele corresponder a las tallas convencionales S o M, por lo que sin incluir el segmento que va de la L a la XXL-. “Es bastante horrible que en una tienda te digan que esa es la talla estándar y que si no te cabe ahí, no estás dentro de los estándares”, menciona en uno de los vídeos de la plataforma.
Costura personalizada, otra opción
Por otro lado, la ropa a medida es una apuesta cada vez más importante, especialmente en la escala más pequeña de prêt-à-porter (y, en parte, por la dificultad de competir con un nivel de producción en masa y con cápsulas, en muchos casos disponibles cada seis o incluso cuatro días en la calle principal).
Un vestido muy bonito.
Este es el caso de Becomely. Como explica su fundador y director creativo, Quique Vidal, «Trabajamos con exceso de stock, lo que hace que nuestros productos sean limitados y al no tener tallas no dejamos a nadie fuera». El creador de Estudio Cartulina también basa su decisión de trabajar exclusivamente por encargo en varios motivos: “En primer lugar, al ser una marca que vende pocas prendas y con un trato muy cercano y personalizado, nos da la libertad de adaptarnos a las medidas de los clientes. ofrece un servicio exclusivo y sostenible, además de para evitar el exceso de existencias y ajustar detalles como el largo de los tirantes o la altura de los bolsillos para que cada prenda sea única», explica.
Todo para el cliente
A partir de ahí tienen diferentes formas de trabajar. En el estudio, donde tienen los prototipos -“que se pueden probar para ver cómo sienta el color y el diseño” y que se adaptan a cada cliente- y, por otro lado, en remoto. «En este caso, tomamos medidas por videollamada, «Enviamos la prenda al cliente y así tiene una prenda única y exclusiva hecha a mano en España», afirma Vidal, que últimamente también hace muchas piezas personales, ya sea para una boda o «porque son buscando algo específico», pero siempre diseños nacidos de su propio universo.
“Tenemos tiempos de entrega, trabajamos con un proceso y tiempos, que requieren tiempo de trabajo y un tiempo de espera para la gente que nos compra”, dice como hándicap, aunque añade, “me alegra ver una evolución hacia prendas artesanales, bien confeccionadas y con un trabajo artesanal lento. Vivimos un momento en el que parece que el diseño ha perdido valor, cada día se presentan nuevas prendas y lo real ha perdido sentido», apunta. «De este modo, sin embargo, eliminando las tallas y producciones habituales, todas las personas encajan en nuestro universo y podrán tener una prenda de vestir de Becomely.
Finalmente, es un tema que invita a pensar que ese efecto «face to the gallery» o, como dicen los ingleses, («talla única»), Para muchos, esto limita la elección del consumidor y, en última instancia, tiene que repensar su utilidad. Sin embargo, no todas las fundas son iguales ni todas las marcas están hechas para todos (aunque ese es el principal objetivo de esta tendencia).
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