Sandra Pieiro, la Ironman de la camiseta que luchó contra la anorexia: «Poco a poco me fue matando»

Que algo nazca del caos que sembré, se escribió mientras caminaba por el abismo. Sandra Pieiro (Boiro, 1996) recuerda sus nubes negras con un candor que pone los pelos de punta. El lado oscuro del deporte, ese que no quieres ver, pero está ahí. La anorexia se ha apoderado por completo de un remero de élite, ganador en dos ocasiones de la Bandera de la Concha con el Club Orio Arraunketa Elkartea. Poco a poco me fue matando, me consumió, recuerda ahora, ya superado, de vuelta a sus 70 kilos (logró perder 50), su apetito, y con tantos horizontes, los desafíos que le devolvieron la vida le trajeron . El 21 de abril terminé el IRONMAN 70.3 en Valencia y a mediados de julio afrontaré el más duro hasta el momento, la distancia completa (3,8 kilómetros de natación, 180 de bicicleta y una maratón) en Vitoria.
Sandra es pura fuerza vital, pero ahí está su historia como lección, como ejemplo y como advertencia. Cuando pidió ayuda y escapó de sus propios pensamientos, resurgió su salud física y sobre todo mental y sus ganas de todo. Probó CrossFit, hizo carreras de montaña, aprendió a escalar -cuatro mil, tres mil, me conozco todo el Pirineo de pie a pie…- y ahora es un apasionado del triatlón. También se esforzó en ayudar a los demás, en hacer visible un tabú que en su caso estuvo a punto de arruinarlo todo. Además de trabajar como formadora y rehabilitadora en San Sebastián, trabaja con la Fundación Juntos e Invulnerables, para que los niños no tengan que pasar por lo que ella pasó.
Sandra cuenta su no tan lejana historia en , como ejemplo de hasta dónde puede llegar la mente cuando todo se nubla. Sus inicios en el remo en Galicia, en el club Cabo de Cruz de su Boiro natal, la primera y única chica, ya con ese punto obsesivo por el deporte que la anteponía incluso a los estudios. De ahí a Riveira y pronto el sueño de venir a remar al País Vasco, que era como jugar la Champions de fútbol. Ganar la Concha, ganar la Liga… las competiciones más importantes d del arrastrero, aunque ya entonces algo peligroso surgió en su interior.
Pieiro, en la carrera IRONMAN 70.3 de Valencia, en abril.MUNDO
El problema psicológico con la comida venía de más atrás. Fui una chica que se refugiaba en el deporte, encontré ahí un punto de paz y control dentro del descontrol que tenía, del mal manejo emocional de los problemas en casa. Nació una relación tóxica: me gustaba, me hacía feliz, pero había algo no saludable en él. Esto es lo que más me costó ver, se culpa, aunque admite que a los 10 años ya la pusieron en una báscula y critica a esos entrenadores, sobre todo en deportes minoritarios, que juegan a ser Dios, sin conocimientos ni habilidades. jugando con la salud de las personas. Cuando dio el gran salto y fue fichada por Orio, donde pudo compaginar estudios y prácticas en el grado de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, la obsesión creció. En mi cabeza no había nada más que entrenamiento y restricción alimentaria. Al no comer, tenía que pesar cada vez menos. Menos peso, mayores prestaciones…, detalles.
Y se desató el infierno. Normalizar las cosas que no son normales. Y mejor escucharlo despacio.
Evité eventos sociales, salí a cenar porque sabía que iba a haber comida. Mide siempre las calorías de los alimentos, todo tenía que ser verde. Pensé que más entrenamiento era sinónimo de rendimiento: cuanto más sufres, más te castigas, mejor. Es una rueda en la que te aíslas de tu entorno y quedas cada vez más atrapado con esa voz obsesiva en tu cabeza. y encuentras satisfacción porque crees que estás ganando la batalla sobre tu cabeza con esa fuerza de voluntad. Y estás empoderado. Dices, qué fuerte soy, qué soy capaz de hacer. Estás atacando tu salud, pero te cuesta verlo racionalmente.
Sandra Pieiro, en San Sebastián.Arábica
Si supiera que hay un pesaje, vomitaría. Pensé ‘hoy no me importa comer porque voy a vomitar y listo’. Me duelen las manos de vomitar, me duelen. Todavía tengo las cicatrices en mis nudillos. Ves que tus compañeros también normalizan este comportamiento. Pasa dos días sin comer. Crees que tienes el control. Pero en realidad, es la voz en tu cabeza la que te obliga a hacerlo.
Le tenía miedo a todos los alimentos, al arroz, a la pasta… Pesaba la fruta y me comía la más pequeña, la que tenía menos azúcar… Nivel muy obsesivo. Lo único que vi comiendo bien fue la lechuga y el tomate. Unos garbanzos, arroz con pollo… era inimaginable.
Pieiro, durante el IRONMAN 70.3 en bicicleta en Valencia, en abril.MUNDO
Hubo episodios difíciles. Hay uno que fue bastante molesto. [Resopla]. Oh, no he comido desde hace unos días… Vomité agua. Estás tan obsesionado que incluso tienes que disipar el peso del líquido. No querrás que nada pese sobre tu cuerpo. Puede vomitar hasta 10 veces al día. Estaba desnutrida, me levanté de la cama y me temblaban las piernas. Ni siquiera sé cómo llegó a entrenar, era como un esqueleto, un hombre muerto caminando.
Sandra, que se hizo viral en 2019 en un episodio a mitad de competición que recuerda con mucho cariño -se le rompió el remo y, tras entrar en pánico, siguió balanceándose con sus compañeras para coger el ritmo para aguantar hasta que finalmente ganó aquella regata-, golpeó la roca abajo. Estás considerando querer morir. Es tal el sufrimiento y el dolor que uno no quiere estar allí, admite. Pero podría acudir a buscar ayuda, a la Asociación de Anorexia y Bulimia de Gipuzkoa. Conoció a su psicólogo e inició el proceso con mi entrenador, mi médico y mi nutricionista, un trabajo sinérgico. E incluso escribió un libro, Remar en la oscuridad, utilizando las notas que tenía en su diario de recuperación. Una herramienta que su psicólogo le aconsejó que, si la diera a conocer, podría ayudar a muchas personas, porque es una enfermedad tabú, de la que es difícil hablar y pedir ayuda. Hay miedo a sentirse juzgado.
Todo esto pasó en mi último año de remo, en 2021. Tuve que parar unos meses, mi masa muscular bajó tanto que corrí riesgo de insuficiencia cardíaca, se sincera. Me jubilé y aprendí a hacer todo lo que siempre quise hacer de forma sana y relajada. Completar un Ironman, con el lema de tu Fundación en el pecho, es también una forma de dar visibilidad a la importancia de la salud mental. Porque Sandra todavía tiene sus días malos, pero ahora tiene las herramientas para no volver a lo que ella llama un mundo oscuro.