13 de septiembre de 2024

El Reino Unido teme que Rusia intente apoderarse de 70.000 millones de toneladas de petróleo y gas enterrados en la Antártida.

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Los trabajos de reconocimiento del buque de investigación polar ruso Alejandro Karpinsky en 2020 generó temores entre los parlamentarios británicos de que Moscú va a intentar extraer petróleo de una parte de esa zona sur que está ocupada por los Reino UnidoInformó ‘The Daily Telegraph’.

El periódico conservador se hace eco de una reciente comisión parlamentaria en la que algunos diputados expresaron a los representantes del Gobierno su preocupación sobre si el Ejecutivo ruso está pensando en destinar hidrocarburos, que el tratado antártico internacional de 1959.

El temor se basa en el reconocimiento hace cuatro años por parte de la agencia geológica rusa Rosgeo que los estudios de Karpinsky identificaron alrededor de 70 mil millones de toneladas de petróleo y gas enterrados bajo la plataforma antártica.

El Jefe del Departamento de Regiones Polares del Ministerio de Asuntos Exteriores en Londres, Jane Rumbleaseguró a los diputados del cámara de los Comunes (bajo) que «no hay pruebas que indiquen una violación del tratado, ya que se necesitaría un equipo diferente para la prospección que para la minería» del subsuelo.

«Pero sí, lo estamos siguiendo muy de cerca y Rusia ha sido contactada sobre este tema en ocasiones anteriores y ha asegurado (a otros signatarios del Tratado Antártico) en varias ocasiones que se trata de un programa científico», añadió.

Aunque la Antártida, donde sólo se permite la exploración con fines científicos, no está controlada por ningún país, siete han reclamado históricamente partes del área, incluido el Reino Unido, Argentina y Chile.

El documento señala que si bien Moscú sostiene que los estudios geológicos son de naturaleza científica, «los expertos están cada vez más preocupados de que representen otro ejemplo de las llamadas ‘tácticas de la zona gris’ que el Kremlin utiliza en todo «.

Según el periódico, estos expertos creen que «las actividades de los barcos de Rosgeo, como el Karpinsky -y otras infraestructuras establecidas por Rusia- presentan un dilema diplomático, debido a su capacidad para fines tanto civiles como militares».

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