Judith Godrche transforma su cortometraje con el testimonio de 5.000 abusos y violaciones en la bandera del movimiento Metoo

A veces un error conduce a un descubrimiento. Un marinero va a la India y encuentra accidentalmente América, un investigador olvida un cultivo y descubre la penicilina. Mientras la presentación en Cannes del cortometraje ‘Moi Aussi’ (Yo también) Hubo un pequeño error en la proyección. Antes de que terminara la película, justo después de que apareciera el cartel principal, una ola de aplausos hizo que el encargado de la iluminación del teatro pusiera fin a la obra. De repente, en medio de una pantalla oscura, luz. Si a alguien se le escapaba un símbolo, estaba ahí para que todos lo vieran.
De alguna manera se puede decir que el Festival ha conseguido tomar las cosas en su propio territorio por el momento. Cuando todo eran amenazas, cuando todo estaba devorado por rumores de acusaciones, cuando la integridad moral de un juego que el año pasado sin duda había puesto en su mejor momento al dos veces acusado Johnny Depp (una vez absuelto y otras, no), la persona responsable e iniciadora de este movimiento espontáneo que cuajó con cierto retraso en el cine francés, ha hecho de Cannes su altavoz y, a juzgar por lo visto ayer, su bandera.
Judith Godrche Recientemente apareció en los titulares por exponer a los directores. Utiliza Jacquot y Jacques Doillon que la violó cuando era menor de edad. Lo siguiente que hizo fue convertir sus redes sociales en una especie de confesionario, invitando a cualquiera que hubiera sufrido abusos a sumarse a la causa con su testimonio. Pues de esa iniciativa surge el cortometraje’Moi Aussi’ (Me Too) que se mostró durante la gala inaugural de la sección ‘Incierto‘, el reservado al cine más vocacional.
Durante los poco más de diez minutos que dura la película, vemos a un grupo de personas (la gran mayoría mujeres) en la calle, entre la sorpresa y la complicidad, asistiendo a los movimientos de una bailarina (Tess Bartolomé). Se tapa la boca y escupe una especie de mordaza imaginaria. A su alrededor, todos empiezan a imitarla. Y ellos también bailan. Y también se quitan de la boca lo que les impide hablar. Al final, varias voces superpuestas cuentan sus casos; sus casos de abuso y violación. Están todos fríos. Y así sucesivamente hasta que aparezca un cartel con las palabras ‘Moi Aussi’. Y así hasta el error, que en realidad es un descubrimiento. Y así hasta una larga coda en la que los concursantes desfilan ante la cámara en una larga procesión silenciosa.
Godrche recogió 5.000 testimonios en apenas 15 días con el buzón abierto. De ellos, mil Se reunieron para la película. Un cartel dice que el 80% de los abusos son contra menores. Y el mismo cartel dice también que una de cada cinco mujeres admite haber sufrido algún tipo de maltrato. «A todas estas personas les hice la promesa de un proyecto que les rendiría homenaje. El 23 de marzo de 2024, 1.000 de ellos vinieron a habitar conmigo esta avenida de París. Venían de toda Francia e incluso de Australia», afirma. director especificado en las notas de producción.
Thierry Frmaux, director del festival, se rindió a la propuesta y tras el primer día tormentoso por las revelaciones de la revista ‘Elle’ sobre las violaciones cometidas por el productor Alain Sarde, no sólo programó la película en lugar de Honor, sino que él mismo corrió hacia Haga las presentaciones más elogiosas. «Valiente y Necesaria», fueron dos de los muchos adjetivos utilizados. La película volverá a proyectarse en una proyección pública en la playa de Cannes y luego pasará a la televisión. Quién sabe si el error de proyección, que ya es bandera, será en adelante parte inseparable de ella.