17 de enero de 2025

El teniente rebelde Ronald Ojeda fue asesinado en Chile tras fracasar una operación para derrocar a Maduro

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El fiscal chileno ató casi todos los hilos del asesinato del teniente Ronald Ojeda, con la certeza de que el crimen fue orquestado en Venezuela. Una voz del soldado rebelde, tomada de su celular y hecha pública por Mecánicaconsolidar el motivo político: Ojeda se quedó en Ccuta, en la frontera entre Colombia y Venezuela, con el capitán Nyelo Heredia planificar una operación, llamada pulsera blancacuyo objetivo era derrocar a Nicolás Maduro.

«Frustrante, porque se hizo un trabajo bastante bueno y, fíjate, un pequeño error, que salió muy caro, que puso todo en peligro. Y, sin embargo, gracias a Dios, pude salir. Pero, maldita sea, mi capitán ( Heredia) “Lo atraparon. Los objetivos no se lograron», le dijo Ojeda a un amigo, aún consternado. El canal colombiano Caracol descubrió que agentes chavistas en ayuda de la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN), aliado de la revolución y con presencia visible en la frontera.

El teniente Ojeda, que luego escapó milagrosamente, permaneció en la frontera entre diciembre y enero y de allí regresó a Santiago de Chile, «muy delgado y con heridas», según dijo su hermana. Mayra Ojeda. Su familia sabía el peligro que corría e intentó conseguir documentación para viajar a España, donde vive uno de sus hermanos. Luego de cinco años de negociaciones desde finales de 2023, Ojeda fue considerado asilo político por Chile.

Pero en la madrugada del 21 de febrero un comando de tres hombres con cascos, pasamontañas, chalecos antibalas y armado con pistolas, una de ellas con credencial policial chilena, lo sacaron de su casa a la fuerza y ​​semidesnudo, utilizando el mismo procedimiento táctico utilizado por las fuerzas especiales de seguridad de la revolución bolivariana. Su hermana explicó que el teniente rebelde se dejó llevar sin oponer resistencia porque los agresores la amenazaron a ella, a su esposa y a sus dos hijos.

Durante dos días sufrí tortura y finalmente murió de «asfixia por tracción». lo ahorcaron. Los asesinos metieron el cuerpo en una caja con cal y lo enterraron a cinco pies bajo tierra. Posteriormente, construyeron una capa de cemento sobre el cadáver del militante del Movimiento por la Libertad y la Democracia. Ojeda ya conocía los suplicios de la revolución: durante meses la vivió en el prisión militar de ramo verdede donde logró escapar con otros soldados, como Teniente José Ángel Rodríguezquienes también participaron en su lucha.

«Mi hermano puso en peligro su vida», repite Mayra Ojeda, cuya familia todavía se siente amenazada. Han cambiado de casa, de colegio y de hábitos, pero creen que no es suficiente, como lo hacen Mecánica.

Las investigaciones policiales descubrieron a los tres hombres que participaron en el crimen que tensó al máximo las relaciones entre ambos países. Dos de ellos pertenecen al Tren de Aragua, la mafia transnacional nacida en una cárcel venezolana y que hoy es temida por igual en Chile, Colombia, Ecuador y Perú. Al frente del comando, llegado desde Venezuela, estaba La cerveza gorda, como lo llamaban sus compinches. Militares en el exilio están convencidos de que se trata de un oficial de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim).

El jefe del comando contó con la ayuda de dos líderes del tren Aragua en Chile, miguel villegas y Walter Rodríguez, hoy escondido en su país. El gobierno chileno ha solicitado su extradición a Caracas sin éxito hasta el momento. Además de los dos delincuentes, varios jóvenes de la banda ayudaron en la logística del crimen. Uno de ellos, menor de edad, es el único detenido hasta el momento.

Rodríguez mantuvo vínculos con el gobierno de Aragua, que presidió durante años Tareck El Aissami. El viejo zar del petróleo y todopoderoso ex vicepresidente está hoy en la cárcel, acusado de conspiración contra maduro.

«No tenemos los medios, pero tenemos la capacidad moral», insistió Ojeda en los videos que subió a las redes sociales, entre los que también agregó diálogos con el capitán Heredia.

«Mi hermano y Anyelo no tenían arma. Yo no tenía ni para comer», confirmó Mayra Ojeda para desmentir la acusación chavista de que tanto Maduro como el gobernador de la frontera querían matar a Tchira. Freddy Bernal. Ojeda ha trabajado en la construcción, para Uber, como repartidor y hasta vendió helados.

La captura y posterior tortura de Heredia, denunciada por organismos de derechos humanos (aparecía en silla de ruedas en imágenes difundidas por el gobierno), provocó una purga dentro del ejércitolo que supuso la detención de treinta militares.

En un evento del general Vladimir Padrino López, Ministro de Defensa, los soldados atacados fueron obligados a desnudarse frente al alto mando militar chavista y cientos de sus acompañantes. «Se encontrarán con la ira bolivariana», amenazó el hombre fuerte del ejército chavista.

Entre los degradados destacó el general de división Toms Martínez Macas, dos coroneles, seis tenientes coroneles, nueve mayores, dos capitanes y seis sargentos. El chavismo los acusa de ser parte de «operaciones terroristas que intentaron desestabilizar el país».

El gobierno aprovechó la oportunidad para ampliar su represión contra los líderes de la oposición y el activista hispano-venezolano Roco San Miguel, una de las figuras más destacadas de la sociedad civil venezolana, encarcelado por terrorismo, conspiración y traición.

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