16 de marzo de 2025

Fiebre por Bellingham y Ayuso a las puertas de Cibeles, con el regreso de Almeida: «Cuando mi padre se entere de que me han dibujado…»

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«Mira, se llama Miguel», le susurra un padre a su hijo. Pero éste sigue siendo un poco el mismo. «Es Miguel Induráin«, sigue repitiendo. Sin embargo, por mucho que lo intenta, no consigue el efecto deseado. Las decenas de niños esperan a las puertas del Palacio de Cibeles, a lo largo de la alfombra roja que sirve de pasarela hacia la entrega de los Premios Laureus. , buscan otras marcas para sus gorras y playeras Otras fotos para sus celulares y redes sociales La mayoría no lo sabía miguel Puso a Francia en pie después de ganar cinco giras consecutivas. Casi todo se preguntaba a qué hora llegaría el jugador del Real Madrid. Judas Bellingham o si tienen un botón con Novak Djokovic, Rafael Nadal o Carlos Alcaraz.

Por primera vez los Laureus aterrizaron en Madrid. Por primera vez, los comúnmente conocidos como premios Oscar del deporte se entregaron en una ciudad capital que aún sigue escalando puestos para, quién sabe si algún día, volver a competir por esos Juegos Olímpicos que tanto le han resultado esquivos. Fue en las entrañas del Palacio de Cibeles, bajo la cúpula de la Galería de Cristal, en lo que supuso el regreso oficial al consistorio de José Luis Martínez Almeida después de su luna de miel. «Vuelta al trabajo», decía sonriente minutos antes en la Plaza Mayor, donde se sentaba junto a Alcaraz para promocionar el Mutua Madrid Open ya en marcha. «Madrid es una ciudad que quiere y ama el deporte de élite, lo que fomenta su práctica», explicó. El alcalde salió del coche vestido con su esmoquin, mientras Djokovicquien ganaría su quinto premio continuó con su borrachera de autógrafos, casi peleándose con su ídolo. Diego Pablo Simeone, entrenador del Atlético de Madrid, y uno de los invitados a su boda. su esposa, Teresa Urquijoacompáñalo en esa ruta hacia el gran salón.

Almeida, con su esposa, Teresa Urquijo.

Almeida, con su esposa, Teresa Urquijo.Ángel NavarreteMUNDO

Durante poco más de dos horas, coches de todos los modelos, marcas y colores estuvieron aparcados en la plaza de Cibeles, de donde descendieron algunas de las muchas estrellas del firmamento deportivo. Tanto los del pasado como los emergentes. Por ejemplo, Judas Bellingham, que bajó de una furgoneta negra ante la histeria colectiva de los niños apostados a las puertas del Ayuntamiento de Madrid. También en una de las orillas de Alcalstraat, donde los curiosos intentaron agudizar la vista para no perderse ningún detalle. Con discreción, coincidió su presidente, Florentino Pérezal asiento que reservó para presenciar la ceremonia y ver a su signo zodiacal recibir el trofeo de atleta inaugural.

Lo cierto es que el futbolista del Real Madrid estuvo a la altura de las expectativas durante más de 10 minutos cumpliendo todas las peticiones. Incluso Usain Bolt, que tuvo la desgracia de aparecer casi al mismo tiempo, fue eclipsada por los británicos. El ex campeón olímpico de Jamaica será quien entregará el trofeo al mejor deportista Aitana Bonmat, también elogió su llegada, aunque hubo quienes, ante los gritos de «¡Aitana, Aitana!» Enfrentado, pensó que era el cantante. Bonmat también recogería el trofeo al mejor equipo junto a sus compañeras.

Andy García a los mandos

Eran las 19:30 cuando Isabel Díaz AyusoEl presidente de la Comunidad de Madrid hizo acto de presencia, cinco minutos después que el alcalde. Su coche se detuvo en el paseo del Prado y caminó por la alfombra roja, sin saber que los niños y niñas que allí se encontraban pretendían exigirle lo mismo que a otros jefes deportivos.

– ¿Quién es?

– Creo que es una política. Que nos firme a nosotros también.

Y durante mucho tiempo (no tanto como Bellingham claro) Ayuso estampó su firma en libretas, gorras o camisetas. También se hizo un puñado de selfies, mientras se escuchaba el grito de guerra: «¡Ayuso, Ayuso, Ayuso!». También hubo valientes que decidieron arriesgarse: «Si mi padre se entera de que me ficharon Bellingham y Ayuso, no me dejará entrar en casa». Un día es un día. Ambos charlarán unos instantes en el interior del palacio.

Lavar Rafael Nadal, premiado como Carlos Alcaraz, pero más entregado a la causa de las firmas que el murciano, que cerró la pasarela, acompañado de su mujer y su madre. Previamente Andy GarcíaEl actor estadounidense subió al escenario, bajo el techo de la Galería Cibeles de Cristal, para darle un toque hollywoodiense a la gala. Para mostrar todo el encanto de un evento que sigue dando ese brillo deportivo que tanto tiempo persigue el Madrid. Unos grados más para esa carrera olímpica a fuego lento.

Llovieron premios bajo el cielo de Madrid. Era una noche en la que del deporte volvió su mirada hacia la capital y se quedó mirando. Casi tanto como ese ejército de niños les hace a sus ídolos.

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