La vida de Dani Benítez sin frenos: «El problema era mío, que no escuchaba a nadie»
EN Dani Benítez (Lloseta, 1987) no decayó cuando aceptó trabajar en una empresa de fertilizantes. Con ese sueldo mantendría a la familia, mientras mataba el gusanillo en Arenas de Armilla, en Tercera REFF. Su vida en Granada ya no es aquel desenfreno que acabó repentinamente en febrero de 2014 por un positivo en cocaína. Hoy es feliz.
- Ya no tocas una gota de alcohol, ni has vuelto a coquetear con las drogas. ¿Se considera completamente curado?
- Eso sería admitir que tuve un problema con estas drogas, lo cual no fue así. El alcohol, por ejemplo, no me gusta mucho. La gente que me rodea lo sabe. Realmente no tengo ganas, así que no bebo.
- Una de las claves de su libro es la importancia que le da a quienes le ayudaron en un momento tan difícil…
- En ese momento prácticamente no tenía contacto con mi familia, pero siempre he tenido amigos que me ayudaron mucho. Lo que pasó es que no escuché a nadie en ese momento. Siempre he sido muy activo y tal vez no habría cometido algunos errores si hubiera escuchado a mucha gente cercana a mí. El problema era mío, que no escuchaba a nadie.
- ¿Ningún amigo le dijo que estaba tirando su vida por la borda?
- Me lo han dicho muchas veces, pero con Dani fue muy complicado. Estaba tan cerrada en mi mente y en mi mundo que era imposible. Por ejemplo, puede que Mikel Rico haya sido el compañero de fútbol que más veces me dijo esto, pero Dani hizo lo que quiso.
- Amigos cercanos a Maradona decían que siempre fue necesario distinguir entre Diego, el niño que creció en la miseria de Villa Fiorito, y Maradona, el personaje que él mismo creó para protegerse d. ¿Esto te suena familiar?
- Me siento bastante identificado. A ver, siempre he sido una persona muy sencilla y muy cercana a todos. De hecho, la gente que me pedía una foto en la calle siempre me decía: «Oye, qué normal». La cuestión es que soy un humano normal, hecho de carne y hueso. Lo que pasa es que alrededor de mi figura futbolística se construye un personaje muy diferente al que realmente soy. Es cierto que tenía ese punto de ser un niño más extrovertido, más dinámico, más buscador de atención. Pero realmente no tuvo nada que ver con nada de lo que dije que hice. Granada es una ciudad donde hablar de personas o inventar cosas está a la orden del día. Se ha dicho que a quien se le ocurrió o estaba borracho o quería hacer el ridículo con sus compañeros. Incluso dijeron que me jugó un Audi R8 en una partida de póquer. Es una locura.
- Durante todos estos años en el fútbol he conocido a mucha gente sin escrúpulos. ¿Aún le guardas rencor a alguien?
- Honestamente no. Ni a la gente del fútbol ni a nadie. No tengo ningún resentimiento. Aunque claro que he vivido situaciones o momentos donde podría tener ese rencor, es algo que no me gusta.
«Ya no se preocupaban por mí, ni siquiera para enviarme un mensaje y ver cómo estaba».
- Hoy se habla de que los futbolistas viven aislados en una burbuja que los aísla d real. Ahora que vives un poco alejado de todo. ¿Cómo ves este fenómeno desde fuera?
- En mi época, después de entrenar íbamos al bar de enfrente a tomar una Coca-Cola, una cerveza o unas tapas. Hoy es imposible. Y vosotros, los de la prensa, lo sabéis, porque cada día os resulta más complicado localizar a un futbolista simplemente para entrevistarlo. Y por un lado lo entiendo, porque si la gente habla mucho, eso es al final lo que quieres como futbolista para pasar un poco desapercibido. Por esa parte lo entiendo y respeto. Pero no por otro. Creo que la relación con los fans se ha perdido un poco. Y creo que también es bueno tanto para el club como para los jugadores. Es cierto que no todo es así. Hay algunos cerca. Pero también hay mucho miedo a las críticas, a que la gente hable mal de él. Y sabe muy bien que de un día para otro puede pasar de muy bueno a muy malo. Ese miedo es lo que les hizo cerrarse un poco.
- Guti decía: «Me veo saliendo a los 20 años, no a los 60. Me veo en la discoteca ahora, no dentro de 40 años».
- Eso es lo que piensa el 90% de la gente, pero claro, al ser más mediático, el mensaje de Guti tuvo mucha más potencia. Fue sincero y lo admiro.
- El estigma social de ser señalado en Granada debió ser complicado, pero verse como una plaga entre tus compañeros de profesión podría haber dolido aún más…
- Soy consciente de que me lo merecía por lo que hice, pero también es cierto que me dolió mucho. Porque no te lo dicen, pero tú lo notas. No soy tonto y me di cuenta que ya no es lo mismo. Ya no se preocupaban por mí, ni siquiera para enviarme mensajes y ver cómo estaba. Los futbolistas quieren tener el menor número de problemas posible y es muy raro que alguien salga a defenderte. Pero también me ayudó a saber realmente quién estaba conmigo y quién no. Todo se aprende en esta vida.
- ¿Puedes explicar con palabras cómo se siente conducir un coche a casi 300 km?
- No, no se puede hacer. Creo que alguien podría pensar que este tipo es estúpido porque puso en peligro mi vida y la de otros, lo cual es aún peor. Pero era una sensación de desconexión total. Subí el volumen al máximo y lo que sea que estuviera reproduciendo el auto. No reemplaces ese momento de adrenalina con nada. Lo evito todo. Lo hizo como quien tiene un problema y necesita tomar unas pastillas.
- De todas las mochilas que has tenido que cargar en la vida, ¿cuál fue la más pesada?
- Por supuesto, una fue la muerte de mi madre en 2011. La otra es que siempre he echado de menos tener una familia. Si vienes de padres que no tienen buena relación… Esta es la mochila que más problemas me dio. Aunque no dije nada, lógicamente sufrí en silencio.
- Cuando el cáncer se llevó a tu madre, estabas en una espiral de excesos que te impedía sentir nada…
- Perdí el entusiasmo por todo, no me importaba si todo era blanco o negro. Ese fue mi problema. No noté nada, ¿sabes? Es como si mi vida se hubiera acabado, como si hubiera pasado algún tiempo en ella. apoyar. Hoy lo afronto con mucha más tranquilidad.
- ¿Este libro te ayudará a perdonar a tu padre?
- Mi padre hace mucho que fue perdonado. La semana pasada me preguntaron si abusaba de mí. Mi padre no abusó de mí. Quiero decir, él no me golpeó. Pero el hecho de que hable así de él es porque me dolió mucho que no supiera gestionar lo que es una relación entre padre e hijo. Porque ahora, siendo padre de tres hijos, lo veo muy distinto, ¿sabes? Si tuviera que perdonarlo por algo sería por no hacerlo mejor, por no estar más cerca. Cada uno sabe lo que hace en su vida y si no tuvo esa decisión de contarme algo, ya sea por orgullo o porque lo ve de otra manera, pues ya está. Al fin y al cabo él es mi padre y eso nadie va a cambiarlo.
- Una de las imágenes más potentes del libro es la de él encerrado en su casa de Mallorca, con los ojos vendados, tras dar positivo en cocaína. ¿Alguna vez has pensado en el suicidio?
- Sí, claro. Coincidió con mi ruptura y fue posiblemente el momento más duro de mi vida. Llegó un punto en el que dije “o me voy plantas“Estoy afrontando todo e intentando cambiar si quiero dejar este mundo porque no tenía sentido para mí seguir aquí.
- ¿Has buscado la ayuda de un profesional?
- Respeto totalmente a los psicólogos y psiquiatras, pero creo que al final lo resuelves solo. Con eso pude empujar, ser testaruda y conseguir lo que quería, que era el cambio. Nunca acudí a un profesional ni necesité ayuda.
«Uno de mis errores fue ser tan normal y cercano a todos»
- Algunos jugadores ven el fútbol no como un fin en sí mismo, sino como una forma de ganar fama y dinero. ¿Realmente te gustaba el fútbol?
- Uno de mis errores fue ser tan normal y cercano a todos. Y también fue contradictorio porque amo el fútbol y odio la fama. Soy un chico con mucha personalidad y eso siempre me ha gustado.
- Acaba de volver a pisar el estadio de Los Crmenes. Quizás por nostalgia de un momento muy bueno a nivel futbolístico, pero también muy oscuro a nivel personal…
- Fui una vez con mi hija Candela, pero no quise volver por culpa. Me dijo: «Mierda, estaba allí jugando y ahora estoy aquí para esto y aquello». Y luego también por la gente, porque imagínate meterte con todos los que prácticamente saben quién eres. Los lugares con mucha gente, donde no paran de pedirme fotos, me agobian cada vez más. no me gusta Lo malo es que el Granada no quería saber nada de mí, lo que me dolió mucho más que otra cosa. Entonces prefiero no ir. A nivel de directiva y de club, las cosas se hacen muy, muy mal. Por eso el club es realmente así.
- Si algún día uno de tus hijos se enfrentara a los problemas que tú sufriste… ¿cómo crees que actuaría?
- Intentaría hablar con él, explicarle las cosas. Sinceramente, no creo que suceda, pero si sucede, estoy totalmente dispuesto a pasar por ello y ayudarte para que no tengas ese problema. Gracias al Señor. Mis hijos son fenomenales. Son niños muy inteligentes y no creo que sufran lo mismo.
- Ahora se habla mucho de insultos en los estadios. Te cantaron todo. ¿Alguna vez pensaste que te lo merecías?
- Si mi nombre fuera Vinicius… ¡mi madre! Lo que viví en los campos de Tercera División fue una locura, pero nunca pensé que lo merecía. Creo que no hay excusa para entrar en terreno personal.
- Crees mucho en el destino. ¿Crees que todo este sufrimiento valió la pena?
- Natural. Aprendí mucho y me maduró. Porque el mayor de mis males fue la falta de madurez.