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El documento confidencial que incluye el nuevo plan del Ministerio del Interior para combatir el ciberdelito es la publicación de noticias falsas en Internet (también conocido como el término en inglés noticias falsas) como una de las diez principales ciberamenazas a las que se enfrenta España. En el documento al que tuvo acceso EL PAÍS, el departamento que lidera Fernando Grande-Marlaska admite que las lagunas legales existentes en el derecho penal dificultan la lucha contra este ciberacoso. “De acuerdo con la normativa española vigente en materia penal, esta conducta no siempre es punible, sino solo algunas de sus manifestaciones, de acuerdo con lo dispuesto en la Constitución Española en su artículo 20, que reconoce el derecho a comunicar o informar veraz cualquier medio de difusión ”, el texto es textual.
El documento, que el ministerio informó brevemente en un comunicado de prensa la semana pasada, enfatiza que la desinformación se ha vuelto importante ‘especialmente en los últimos tiempos’ como una forma de socavar la confianza en las instituciones estatales, y que podría ser parte de una ‘amenaza híbrida’. [ataques de todo tipo para desestabilizar un país] prevenir o entorpecer más plenamente el avance de España, y por tanto [de] Europa, en sus intereses geopolíticos ”. En este sentido, el nuevo plan contra el ciberdelito advierte sobre el posible uso de la inteligencia artificial para ‘personificar personalidades generando audio, videos y textos falsos en acciones de desinformación’.
Para mejorar la lucha contra ella, el documento interno propone impulsar una ‘acción coordinada’ del ministerio ‘con el resto de administraciones públicas en ciberseguridad, en la lucha contra la ciberdelincuencia y la desinformación’. Y menciona específicamente los Centros de Respuesta a Incidentes Cibernéticos (CSIRT), en referencia al Centro Criptológico Nacional (CCN, dependiente del Centro Nacional de Inteligencia) y al Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE, del Ministerio de Economía). En este sentido, Interior recuerda la aprobación el 30 de octubre de un procedimiento de acción contra la desinformación aprobado por el Consejo de Seguridad Nacional.
Preocupaciones por el ciberacoso
Las preocupaciones de los expertos nacionales sobre el ciberacoso no son nuevas. Los indicios de que este tipo de mensajes distorsionados quedaron atrapados en la crisis de Cataluña, iniciada en 2017, llevaron al ministerio a montar dispositivos específicos para combatirla en las dos últimas elecciones generales celebradas en España, las del 28 de abril y el 10 de noviembre de 2019. El Eurobarómetro de ese año ya ha demostrado que ocho de cada diez ciudadanos creen que era un problema común para la democracia y especialmente para España.
En esa elección, Interior elaboró un protocolo para su tratamiento estableciendo las medidas que debían aplicar los distintos operadores de ciberseguridad, incluidos expertos de las fuerzas de seguridad del Estado, cuando se detectara una posible campaña de desinformación que quisiera cambiar el significado de el voto o no perjudica a ningún partido. Con este protocolo, España siguió el plan de acción contra la desinformación unos meses antes, en diciembre de 2018,
Se adoptaron medidas similares en marzo de 2020 siguiendo las disposiciones de alerta para minimizar la propagación del coronavirus. La medida generó entonces una gran polémica luego de que el general José Manuel Santiago, jefe de gabinete, declarara en una de las ruedas de prensa diarias sobre la situación de la pandemia que el instituto armado estaba ‘convirtiendo el clima contrario en una crisis. [en internet] por el Gobierno “. La directora general de la Guardia Civil, María Gámez, comparecerá este jueves ante la Comisión de Interior del Congreso para responder, entre otras cosas, a una serie de preguntas de la oposición sobre las palabras del general.
En la primera semana de encarcelamiento, Interior 291 detectó “eventos de desinformación” o ciberacoso relevantes, en su mayoría mensajes falsos difundidos en Internet y redes sociales, que van desde teorías de conspiración hasta narrativas que buscan dañar la imagen del ejecutivo. Luego, la policía investigó si se usó choque [cuentas para la difusión masiva automatizada] para su reproducción y con qué finalidad. Además, el Ministerio Público ha puesto en marcha un procedimiento para investigar la posible existencia de un grupo delictivo detrás de una campaña fraudulenta lanzada en las redes sociales contra el gobierno español en ese momento.
Las otras nueve ciberamenazas
El nuevo plan de lucha contra la ciberdelincuencia del Ministerio del Interior destaca que en 2019, último año en el que existen estadísticas, el 9,9% de todos los delitos conocidos en España fueron ciberdelincuencia, mientras que en 2016 representó el 4,6%. Además, el documento enfatiza que esta cifra es “solo la punta del iceberg de este fenómeno criminal”, que todavía tiene una alta “cifra negra u oculta”, es decir, delitos que no se denuncian. Los expertos nacionales añaden que del resto de los delitos “prácticamente todos” también “tienen un componente digital”. “Todo ello subraya la necesidad de desarrollar e implementar un plan específico y estratégico contra el ciberdelito en nuestro país”, dijo el secretario de Interior, quien anunció la semana pasada que el plan presupuestaría un millón de euros para 2021. tendencias “del ciberdelito, tanto en las” modalidades de ejecución detectadas “como en lo que denomina” elementos disruptivos “.
Además de noticias falsas o desinformación, los expertos citan, por tanto, la “disrupción de amenazas que podrían explotar la vulnerabilidad de mayor impacto” que llevaron al aumento del uso de tecnologías de la información tras el estallido de la crisis sanitaria provocada por el gobierno 19. . También advierte del “incremento significativo” en la distribución de material sexual infantil, del cual los propios menores en gran parte han autogenerado, haciendo de esta modalidad una de las “mayores amenazas criminales” que ha enfrentado la policía. Asuntos de Interior también ha observado “aumentos estadísticos muy significativos” en el número de fraude cibernético, que sigue siendo el fenómeno delictivo “de mayor prevalencia” y que va desde el fraude con tarjetas bancarias hasta el fraude en el comercio electrónico.
El documento llama la atención sobre el “gran número de ciberataques” que utilizan los dominios web maliciosos para copiar páginas web oficiales y realizar estafas. También sobre el uso de Internet para cometer acoso, extorsión y amenazas, ambos relacionados con la violencia de género y los delitos de odio. Otra nueva modalidad que va en aumento son las falsificaciones documentales que utilizan el llamado ‘morphing’, una técnica que consiste en modificar la foto de un documento original robado mediante software para que sea utilizado por otra persona. A ello añade los ciberataques a infraestructuras críticas y operadores de servicios esenciales “con finalidad terrorista, ideológica o de cualquier otra índole” (818 en 2019, un 13,29% más que el año anterior); el secuestro de información (conocido bajo el término inglés ransonware y del que el estado sufrió el último caso público) que provoca que las víctimas paguen “grandes sumas económicas” para recuperar los datos robados por los ciberdelincuentes; y ataques de denegación de servicio (que impiden que un servicio o recurso sea inaccesible para los usuarios). De estos últimos, señala que si bien actualmente no son una “gran amenaza en materia de ciberseguridad”, enfatiza que “pueden causar graves daños a mediano o largo plazo al brindar servicios esenciales”.