
PP y C estaban dispuestos a intentar cerrar el apoyo de Vox a los Presupuestos de la Comunidad de Madrid con un aumento de las ayudas directas a la hostelería (de 86 a 250 millones de euros); un aumento en el rubro de dependencia (46 millones); y transferencias a reclamos ideológicos de la extrema derecha: reducir en 46 millones el gasto administrativo, abrir la puerta para eliminar subsidios y analizar el costo de acoger a menores extranjeros sin orientación. Así se refleja en la documentación a la que accedió EL PAÍS, en la que no se menciona la activación del veto educativo de los padres, solicitando Vox, y que fue ratificada por dos fuentes de negociación. Todo estalló el miércoles 10, cuando Isabel Díaz Ayuso convocó elecciones, por temor a que el PSOE y Cs repitieran las mociones de censura murcianas en Madrid.
Los representantes de los tres partidos que llevaron a la toma de posesión de la Presidencia de Madrid en agosto de 2019 fueron convocados a una reunión el miércoles 10 por la tarde. PP y Cs, que despertaron ese día como socios de gobierno, esperaban concluir una negociación en la reunión que había durado más de un mes. Otro indicio de que Cs no preparó una moción de censura con el PSOE en Madrid, como defendieron tanto Ignacio Aguado como Ángel Gabilondo.
“Fue una contrapropuesta de 15 puntos con lo que planteó Vox”, explica una fuente familiarizada con el enfoque del ejecutivo.
“Teníamos la impresión de que el acuerdo llegaría pronto, pero no sabemos exactamente qué nos responderían esta tarde”, admite una fuente que cuenta con la confianza de Rocío Monasterio, la líder regional de Vox. “Se ha negociado”.
Puntos de encuentro ideológicos
La oferta de PP y Cs incluía muchas de las propuestas presupuestarias de extrema derecha y buscaba puntos de encuentro ideológicos. El veto educativo, que obligaría a las escuelas a pedir permiso a los padres antes de cualquier charla o taller, ya ha sido descartado tanto por Díaz Ayuso como por Aguado. Y la conclusión del trato dependió de la redacción de varios puntos diseñados para satisfacer las demandas de inspiración ideológica de Vox sin que nadie pudiera decir que PP y Cs dieron la vuelta.
Así, donde el monasterio exige “recortar el gasto político y acabar con los chiringuitos”, Díaz Ayuso y Aguado se aprestaron a aceptar una reducción del gasto público de 46 millones de euros (35,7 cancelación de contratos de apoyo administrativo; 4 arrendamiento; 3,9 mediante la eliminación de la renta; las organizaciones; y 2.3 mediante la reducción de los costos de promoción). También una auditoría de las subvenciones concedidas por la Comunidad en la última legislatura. Y también prometieron permitir a la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) revisar la efectividad de estos gastos, y abrir la puerta para que Vox demande en el futuro iniciativas de financiamiento relacionadas con el feminismo, los derechos LGTBI- o la asistencia a los inmigrantes, como ya planteado en el acuerdo de inversión.
De hecho, la propuesta, de 8 de marzo, especifica: “Las conclusiones del estudio realizado servirán de base para la adopción de futuras decisiones sobre la política comunitaria de subvenciones”. En caso de duda, se afirma que el control de las subvenciones “se limitará a unas pocas líneas específicas”.
Paralelamente, y luego de ver cómo la extrema derecha ha basado gran parte de su estrategia regional en condenar un aumento percibido de la inseguridad en los barrios de la capital y culpar a los menores extranjeros no acompañados, PP y Cs brindan un “fortalecimiento de la seguridad de los centros juveniles” que Implican “una intensa cooperación con las autoridades competentes en materia de seguridad exterior y orden público”, y un “análisis de costes de las diversas formas de promoción de menores” para evaluarlo, en su caso. Si, por supuesto, menciona específicamente a menores extranjeros.
Además, se aceptó la propuesta de Vox de impulsar un ‘Plan de Apoyo a la Adolescencia Embarazada’. Esta fiesta, que cuenta con un diputado que realiza ecografías en las puertas de las clínicas de interrupción voluntaria del embarazo para que las mujeres que asistan puedan escuchar el latido de los embriones, ya ha propuesto en la Asamblea una baja por maternidad para favorecer estos embarazos. término. “Se proporcionarán mayores recursos para abordar estas emergencias sociales en los casos en que las familias no puedan mantenerlas y puedan conducir a la deserción escolar”, se lee en el texto.
Finalmente, se confirmó el apoyo de los tres partidos a la educación especial como una forma de enfrentar al gobierno central y la denominada Ley Celaá. “La Comunidad de Madrid está fuertemente comprometida con el mantenimiento de la educación especial en su propia configuración, y con las iniciativas del Gobierno de la Nación para desnaturalizar o cursar la educación especial en la educación ordinaria”, reza el noveno apartado.
250 millones de ayudas a la hostelería
Económicamente, el gobierno de coalición acordó invertir 250 millones en subsidios directos al sector hotelero (incluido el ocio nocturno, activando así un reclamo originalmente promovido por Aguado); el presupuesto de dependencia se incrementó en 46 millones de euros (un 10% más que el actual); y la financiación del cheque infantil se incrementó en 6,7 millones, atendiendo ya todas las aplicaciones ofrecidas, lo que habría aumentado el dinero recaudado por las familias que optan por la educación privada entre 0 y 3 años.
También se brindó la oportunidad de promover una bonificación en las cotizaciones sociales para los cuidadores domiciliarios en beneficio de las familias; fortalecer el plan de salud mental en 5 millones; financiar un plan para combatir la adicción a las nuevas tecnologías; dedicar 3 millones al plan Revive, enfocado en programas de ONG para atender áreas despobladas o áreas de necesidad urgente, como Cañada Real; y agilizar el pago a proveedores. Todos estos puntos son los ejes centrales del programa del Monasterio, que dirigió a los barrios obreros a realizar elecciones en Madrid.
¿Hubiera sido suficiente para obtener el apoyo de Vox? El acuerdo propuesto, señaló una fuente del partido de extrema derecha, no incluía requisitos como el veto de los padres, la revisión del costo por cada hijo admitido o la reducción del impuesto sobre la renta de las personas físicas en medio punto.
Sin embargo, Monasterio ya ha dejado claro en público que el consentimiento implica ceder y que está dispuesta a hacerlo. “Habrá presupuestos”, dijo, sin saber que el avance electoral haría que todo explotara.