28 de septiembre de 2023

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Un estudio estima el CO₂ liberado por pesquería de arrastre por año en mil millones de toneladas | Cambio climático | Clima y medio ambiente

Los arrastreros de un barco de pesca frente a las costas escocesas cerca de Edimburgo.
Los arrastreros de un barco de pesca frente a las costas escocesas cerca de Edimburgo.Simone Padovani / Despertar

El sedimento del lecho marino se considera uno de los mayores ascensos de dióxido de carbono (CO₂) del planeta. Este gas de efecto invernadero, que impulsa el calentamiento global cuando se libera y se acumula en la atmósfera, ha estado atrapado en el lecho marino durante miles de años. Pero el temor es que ciertas actividades humanas puedan contribuir a su liberación y, por lo tanto, alimentar aún más la crisis climática. Por primera vez, un grupo de científicos ha realizado una estimación de la cantidad de dióxido de carbono que se puede liberar con la pesca de arrastre en el océano, una práctica muy común en el mundo que daña el lecho marino con redes lastradas. Su conclusión es que aproximadamente mil millones de toneladas de CO₂ se pueden bombear de los sedimentos anualmente. “Es lo mismo que libera a toda la industria de la aviación en el mundo”, dijo Enric Sala, el biólogo marino y residente de la Sociedad Geográfica Nacional quien estuvo a la vanguardia de esta investigación, que fue parcialmente publicada en la revista científica el miércoles Naturaleza y en el que participaron 26 expertos internacionales.

Sala explica que hasta ahora no ha habido un mapa mundial del problema ni estimaciones del dióxido de carbono liberado con el peso de los sedimentos marinos. Para hacer los cálculos, los científicos utilizaron el sistema satelital que proporciona información sobre la ubicación de los remolques en el mundo y concluyeron que las gigatoneladas de CO₂ se liberan en promedio anualmente, lo que equivale a más de tres veces las emisiones de. toda la economía española. “Esta es una estimación muy conservadora”, dice Sala.

“El mar no solo es víctima del cambio climático, también puede ser una solución”, dice este investigador sobre las consecuencias positivas que tendrá la creación de áreas protegidas para el mar, en las que no se permiten las técnicas de pesca de arrastre, que también la biodiversidad marina y contribuir a la sobreexplotación de la piscifactoría.

Se estima que aproximadamente una cuarta parte del dióxido de carbono generado por la actividad humana ahora es retenido por los océanos. El otro 25% lo almacena la vegetación terrestre y el 50% restante acaba en la atmósfera y sobrecalienta el planeta. “La atmósfera y los océanos son parte de un sistema integrado”, dice Sala. Por lo tanto, a medida que aumenta la cantidad de CO₂ en el agua, tiene un efecto sobre la acumulación de este gas en la atmósfera. Este biólogo marino asegura que una “cantidad muy significativa” del dióxido de carbono liberado por la pesca de arrastre acaba en la atmósfera, aunque no aporta datos concretos porque este equipo científico está completando un estudio específico sobre este aspecto.

Investigación publicada el miércoles Naturaleza va más allá del CO₂ y la pesca de arrastre. Aborda los beneficios del clima, la biodiversidad y la alimentación, enfocando la implementación de áreas marinas protegidas, que actualmente cubren solo el 7% de la superficie del océano. Este estudio se esfuerza por alcanzar al menos el 30% e indica que la reducción de las emisiones de CO₂ debido a la reducción de la pesca de arrastre en estas áreas protegidas puede generar ‘créditos de carbono’ y brindar una importante oportunidad para la creación de estas zonas de protección.

Sobrepesca

Sala dice que este grupo de científicos comenzó a trabajar en la investigación en 2018. En principio, la idea inicial era ubicar las áreas que, de ser protegidas, podrían ser beneficiosas para la pesca. Pero los investigadores también agregaron beneficios a la biodiversidad y la mitigación del cambio climático a sus estimaciones.

En cuanto a la sobrepesca, este investigador apunta a un conflicto de larga data con la industria pesquera, que siempre ha sospechado de imponer restricciones a sus actividades y advirtió sobre los efectos que estas restricciones podrían tener en la seguridad alimentaria. Sin embargo, Sala confirma que “el mayor enemigo de la pesca es la sobrepesca, no las áreas protegidas”. Los datos apuntan a que, a pesar de que las áreas marinas con un grado de protección en el mundo apenas alcanzan el 7%, las capturas siguen disminuyendo, dice este biólogo. Según la investigación publicada, la protección de un conjunto de áreas específicas conducirá a un aumento de las capturas mundiales en ocho millones de toneladas por año, es decir, un aumento del 10%.

Los investigadores han recopilado varios mapas de las áreas donde la mayoría se beneficiaría de su protección. Y Sala señala que la gran mayoría se concentra en los primeros 200 kilómetros de costa, en las denominadas zonas económicas exclusivas de los países. En esta primera franja se concentra la mayor parte de la actividad pesquera porque hay más peces. Los autores consideran las costas de la Unión Europea, Chile, China, Angola, el oeste de Estados Unidos y Canadá como áreas prioritarias para su protección, explica Sala. “Y algunas cadenas montañosas submarinas en mar abierto”, añade.

“Este estudio respalda con información rigurosa los beneficios de proteger al menos el 30% de los océanos”, enfatizó este biólogo, en referencia a la cumbre de biodiversidad que se espera realizar en mayo y postergada por el gobierno el año pasado. Durante esta reunión internacional, se espera que los países establezcan objetivos para la protección terrestre y marina para 2030.

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