1 de junio de 2023

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Impresión 3D para rescatar baños en el peor momento de la pandemia Tecnología

Xavier Martínez Faneca, director general de BCN3D
Xavier Martínez Faneca, director general de BCN3DFLAMINIA PELAZZI

Antes de la pandemia, la impresión 3D, la creación de objetos tridimensionales al cubrir capas de material, era para muchos una cuestión de ciencia ficción. Sin embargo, la crisis sanitaria ha demostrado que esta tecnología puede ser una solución tangible para fabricar, por ejemplo, en medio de una emergencia, los equipos de protección personal (PBT) que necesitan los trabajadores sanitarios. Así lo hizo la empresa BCN3D, fabricante de impresoras de sobremesa 3D en Castelldefels (Barcelona). “De forma involuntaria y lamentable, la gente ahora comprende que en una situación de alta demanda e imposibilidad de producir rápido, existe la impresión 3D”, confirma el CEO Xavier Martínez Faneca.

En la primavera de 2020, durante los peores momentos de la crisis sanitaria, y ante la ausencia de materiales de protección para los inodoros, BCN3D diseñó, prototipado y fabricó piezas como protectores faciales reutilizables para contribuir a su seguridad. Según el blog de la empresa, estos productos han llegado a más de 50 hospitales. En mayo, la empresa promovió BCN3D el proyecto europeo CAR3D de innovación para la respuesta rápida al covid-19, junto con el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT Health), el Hospital Sant Joan de Déu, la Universidad de Barcelona y la Fundación CIM UPC, con los que trabaja en la creación de máscaras de diseño que cumpla con los estándares de calidad de la UE en áreas como ergonomía, respiración y contacto con la piel, incluida la impresión 3D. Estamos mejorando el desarrollo del PBT imprimible para que, si es necesario, tardemos incluso menos que en marzo en fabricarlo ”, explica Martínez Faneca.

Hace poco más de un año, unos días antes de la entrega por parte de covid-19, el consejero delegado de BCN3D, en un reportaje para este diario, contaba cómo aún cerraba 2019 en pérdidas, con una facturación de 4,1 millones de euros y cómo la plantilla se duplicó en seis meses, de 50 a 100 empleados. Desde entonces, el mundo ha cambiado, pero la enorme desaceleración económica no ha paralizado a un sector que ha mostrado su enorme potencial. Prueba de ello es que la compañía consiguió captar 2,8 millones de euros en su segunda ronda de financiación el pasado verano. El fondo Corporación Mondragón, el grupo especializado en máquina-herramienta Danobatgroup y el Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) del Ministerio de Ciencia e Innovación fueron los principales inversores.

Gracias a estas inversiones, esta empresa emergente, fundada en 2019 por la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), ha seguido creciendo. Actualmente emplea a 120 profesionales y acaba de renovar su portfolio con el lanzamiento de tres productos que ‘cubren toda la gama de impresores profesionales a precios asequibles’, destaca Martínez Faneca. La actividad de BCN3D no se detuvo así, ni durante el encarcelamiento ni en los meses siguientes. “El sector de la impresión 3D no se ha visto tan afectado por la crisis económica”, celebra.

Incluso en la NASA

Martínez Faneca (35) estudia ingeniería industrial en la UPC y empezó como becario en la Fundación CIM de la UPC, germen de la actual BCN3D. Su sueño inicial era ser piloto. “Cuando vi claramente que no iba a funcionar, quise construirlo. Cuando trabajé para la industria automotriz, descubrí la impresión 3D, una herramienta muy interesante desde el punto de vista de la ingeniería, y también como negocio “, recuerda. Ahora tiene un objetivo claro para BCN3D:” Hacer que muchos tipos ayuden a las industrias diseñar y fabricar sus productos de una forma más eficiente y sostenible con la impresión 3D ”.

Entre sus clientes se encuentran el Hospital Sant Joan de Déu y empresas como Seat, BMW o Camper. Incluso es consciente de que sus impresoras 3D se utilizan en la NASA, aunque no puede dar detalles de para qué. “Recogemos datos sobre el uso de nuestras impresoras, pero no vemos la pieza en sí, y menos entendemos cuál es el uso”, revela.

“El desafío de la impresión 3D es pasar de la tecnología de prototipos a la tecnología de componentes finales. El tiempo y el dinero aún no son económicos, aunque ya son útiles para series pequeñas, como es el caso de la tendencia a adaptarse donde no hay tiradas uniformes, pero el producto se adapta ”, apunta el ingeniero.

En el campo de la respuesta a emergencias de control climático, el desafío de esta tecnología es el uso de materiales reciclados. “Si el plástico solo se usa en impresión 3D, no será una preocupación, pero estamos trabajando duro en proyectos para dar el paso, aunque complicado porque no es lo mismo trabajar con un material puro y homogéneo que con ‘nunca reciclado “, admite Martínez Faneca.

¿Hasta dónde llega la impresión 3D? ¿Veremos algo como la distopía de Westwold, donde se combina con la inteligencia artificial para recrear el mundo, incluso haciendo que los humanoides sean imposibles de distinguir a las personas de la carne y la sangre? ‘Cuando empecé, pensé que era imposible imprimir una pieza flexible, pero me equivoqué … La impresión 3D se basa en la adición de material y este concepto es muy poderoso, porque si lo agregas al final se puede hacer, tu puedes hacer cualquier cosa. No se si llegaremos Westworld, pero será mucho más común que ahora que muchas cosas en nuestra zona se impriman en 3D ”, asegura.

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