10 de junio de 2023

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Immigration USA: México se prepara para una nueva crisis migratoria en la frontera norte Internacional

Un grupo de migrantes de Honduras esperan ser atendidos el 15 de marzo en un centro en Peñitas, Texas.
Un grupo de migrantes de Honduras esperan ser atendidos el 15 de marzo en un centro en Peñitas, Texas.DIRECCIÓN LATIF / Reuters

Una nueva crisis migratoria se avecina en México. La esperanza de que miles de personas en Estados Unidos sean recibidas por el nuevo gobierno del demócrata Joe Biden ha puesto en alerta la frontera entre los dos países. El secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, anunció el martes que esperan la mayor ola de migrantes en los últimos 20 años. El gobierno mexicano, que durante la presidencia de Donald Trump convirtió al país en un muro para quienes huyen de la pobreza y la violencia en el Triángulo Norte de Centroamérica, enfrenta un nuevo desafío en medio del año electoral. A pesar de que la frontera permanece cerrada debido a la emergencia por el coronavirus, ha habido un aumento significativo en el flujo de personas durante las últimas tres semanas, incluidos miles de niños no acompañados y mexicanos que deciden salir de su país. Las autoridades respondieron con más controles, arrestos y deportaciones.

La grave crisis migratoria que atravesó México en 2019 fue la agenda política del primer año de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador. La espinosa situación se calmó en 2020 debido a la pandemia. Si bien continuó la llegada de migrantes, lo hizo en menor medida. El covid redujo las solicitudes de asilo en un 42% en comparación con el año anterior, según datos de la Comisión Mexicana de Asistencia a Refugiados. El ascenso de Biden al poder y el cambio en la conversación hacia una retórica más amigable con la migración ahora han alimentado una nueva ola de inmigración. Miles de centroamericanos han regresado a la frontera o se están preparando para llegar con nuevas esperanzas.

La administración Biden inició un proceso en febrero para recibir a 25.000 solicitantes de asilo, como medida para poner fin a las prácticas más brutales de Trump. Algunos han podido entrar desde entonces, pero las cifras totales reflejan la impenetrabilidad de la frontera. Cerca de 100.000 se detuvieron a cruzar el mes pasado, un 28% más que en enero. En marzo, la media diaria de detenciones es de unas 4.000, lo que podría dejar un total mensual superior. Las autoridades de los dos países han insistido en que las puertas permanezcan cerradas a todo aquel que no sea residente o tenga ciudadanos estadounidenses. “Estamos expulsando a la mayoría de adultos solteros y familias”, advirtió Mayorkas el martes, explicando el aumento de la violencia, la corrupción y el curso reciente de los huracanes que han devastado Centroamérica.

El temor a una nueva caravana es palpable dentro del gobierno, que estos días ha insistido en que “no permitirá el acceso irregular” por la frontera sur en declaraciones publicadas por las embajadas de México en Centroamérica. La alarma también se está sintiendo en los centros migratorios del país, donde el retroceso en las personas está llegando todos los días. Decenas de activistas se reunieron virtualmente el pasado fin de semana para decidir cómo lidiar con la nueva crisis en la puerta. “El mensaje para los migrantes es que no se muevan”, advierte Juan Antonio Sierra Vargas, encargado de la Casa del Migrante de Matamoros, en el estado fronterizo de Tamaulipas. La apertura de una pareja alimentó la falsa idea de que las puertas estaban abiertas, dice Sierra Varga. “Lamentablemente la gente no hace caso, cree que por haber abierto el puente, tiene más acceso, pero que no tiene nada que seguir porque no hay oportunidad de pasar”, agrega.

El activista Alberto Xicotencatl estima un aumento del 50% en las últimas semanas en el albergue Casa del Migrante en Saltillo, Coahuila. ‘Creen que la frontera con Biden es mucho más simple y que tienen la falsa idea de que el acceso a los niños será más fácil con niños o familias. La situación ha empeorado con la pandemia, dice, porque es posible que reciban menos personas por las medidas recomendadas para prevenir brotes de coronavirus. Xicotencatl también denuncia la falta de apoyo del gobierno, que este año eliminó los recursos presupuestarios destinados a apoyar a los municipios y estados fronterizos que atienden a los migrantes.

El fenómeno migratorio que enfrenta México este año tiene dos componentes, explica Alberto Hernández, presidente del Colegio de la Frontera. La primera es la corriente de centroamericanos que erróneamente ven en Biden la “posibilidad de hacer realidad su sueño” de tener una vida en Estados Unidos. Los otros son más innovadores y están formados por grupos de mexicanos que han decidido salir del país. “Ha habido una gran disminución de la migración mexicana en las últimas décadas y se está reactivando”, dice el especialista en migración. Una de las nuevas razones para impulsar a la gente, agrega, es la reactivación económica después de la pandemia, que es más prometedora en Estados Unidos que en los países latinoamericanos.

En respuesta al aumento de la migración, las autoridades han reforzado el control en la zona fronteriza, dicen los defensores de los migrantes. El Instituto Nacional de Migración (INM), que aún no ha respondido a la solicitud de información de este diario, detuvo a unas 1.200 personas que transitaron en tren por el sur y centro del país solo entre el 25 de enero y el 16 de febrero. Otros 800 fueron detenidos en las mismas regiones por buses y camiones, según informó la agencia. Reuters. Tonatiuh Guillén, exdirectora del INM, indicó a la agencia que la escalada de detenciones en el país no tiene precedentes, habiéndose convertido previamente en una práctica común en el pasado.

‘México todavía tiene más migrantes que Estados Unidos. Y este año nuestro país seguirá en posición de contención, no cambiará su rol de cerco ”, asegura Hernández. La forma en que actúe el gobierno mexicano frente a una nueva ola migratoria jugará un papel en el escenario político nacional, dice. El país se enfrenta a las elecciones más importantes de la historia este año. “El gobierno tiene una situación complicada: si ejerce demasiada presión, puede jugar contra las urnas en su contra, pero también si se relaja demasiado”. Independientemente de los matices que pueda tener la respuesta, solo espera no tener que volver a ver las imágenes crueles de la crisis migratoria en 2019.