
Por motivos laborales, vuelvo a unos días en El Norte, ya sabes, ese lugar genérico al otro lado del túnel de Guadarrama cuyo estatus mítico compite con Eldorado en agosto. Como si fuera un antropólogo de costumbres y hábitos pandémicos, primero confirmé con sorpresa, luego con absoluto respeto, que cuando los habitantes de El Norte salen a las terrazas, se quedan con sus máscaras, incluso cuando están sentados, y que usan apenas retírelo y beba el vino o muerda la brocheta. El impacto que experimenté fue tan grande que creo que incluso podemos hablar sobre el choque cultural. Antes de que comenzara Todo esto, para la gente de Madrid (es decir, los que vivimos en Madrid), se produjo un ‘choque cultural’ cuando nos fuimos de vacaciones a China y confirmamos que los chinos siguen escupiendo en el suelo o hemos tomado un avión para pasar un Puente largo a Marruecos Nos dimos cuenta de que los bares no sirven alcohol y que no hay señoritas.
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