
Estados Unidos debe tener cuidado con las políticas que busca implementar hacia Corea del Norte y no tomar iniciativas que, en última instancia, podrían hacer que “pierda el sueño durante los próximos cuatro años”. Así es como Kim Yo-young, hermana y Mano derecha del líder norcoreano Kim Jong-un, en declaraciones publicadas por la agencia estatal norcoreana KCNA justo antes de la visita del canciller Antony Blinken a Seúl.
El gobierno de Estados Unidos ha estado realizando una “revisión integral” de sus políticas hacia Corea del Norte desde que Joe Biden llegó al poder, en la que consulta con “numerosos” ex funcionarios que son expertos en la política y los gobiernos de los países asiáticos, aliados de Corea del Sur y Japón. La visita de Blinken al vecino del sur será la segunda fase de una gira por Asia que ya lo ha llevado a Tokio (Japón), y que durante su viaje de regreso culminará en Alaska, donde se reunirá con los responsables de Política Exterior China, Ministro Wang Yi y el consejero Yang Jiechi.
Las advertencias de Kim Yo-jong se producen cuando Estados Unidos y Corea del Sur han estado realizando ejercicios militares conjuntos desde el 8 de marzo. Aunque la operación con el argumento de la lucha contra el covid-19 se lleva a cabo solo como una simulación por computadora y en ella participa una fuerza menor a la habitual, Kim Yo-jong exigió el fin absoluto del ejercicio. También señaló la posibilidad de cancelar un acuerdo militar con el sur firmado en 2018 para facilitar la relación. Pyongyang interpreta regularmente las maniobras conjuntas de su vecino y Estados Unidos como una prueba de fuerza contra él. Antes de que comenzaran las pruebas, Seúl indicó su esperanza de que Corea del Norte adopte una posición “flexible y prudente” esta vez, dado el tamaño de esta operación, que es más pequeña que en años anteriores.
Tranquilizarse
Hasta ahora, Corea del Norte, como reconoció el portavoz del Departamento de Estado, aún no ha respondido a los esfuerzos de Washington para establecer contacto a través de los canales probados desde la llegada del nuevo gobierno. El silencio, que Washington dice querer romper para evitar “el riesgo de una escalada”, continúa con el que vivió la administración de Donald Trump en su último mandato.
La falta de conversaciones ha reemplazado los intensos contactos desarrollados entre Kim Jong-un y Donald Trump, quienes se reunieron tres veces en solo un año entre junio de 2018 y junio para discutir el programa nuclear de Corea del Norte. La primera reunión en Singapur, la primera entre líderes de los respectivos países, dio una vaga declaración de intenciones sobre el inicio de un proceso de negación en la Península de Corea. El segundo, en Hanoi (Vietnam), en febrero de 2019, terminó en un rotundo fracaso, que el tercero no pudo desbloquear.