Los idus de marzo nos trajeron un ataque de política furiosa que traspasó todas las fronteras cuando ya creíamos que estábamos curados del terror. Aparentemente, la pandemia no importa, la deriva de tu procesas ni ningún otro problema que nos atormenta sin que nuestros políticos se preocupen, como si solo estuviera contando en la corte de su escuela una batalla entre adolescentes descontentos que ya no se unen mientras son acusados de traición y otras tratos más ridículos que patéticos. Y lo peor es que de todas estas trappiestas ganará el personaje que quizás menos merezca, el indecible presidente de la Comunidad de Madrid, que según las encuestas barrerá las urnas. Lo que plantea la duda que desafía toda inteligencia: ¿cómo es posible que los madrileños puedan depositar su confianza en alguien sin conocimientos ni orador que aparentemente es incapaz de sabotear la salud del gobierno en la peor epidemia del siglo anterior no?
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