
El rechazo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid contra el recurso de la Asamblea contra la convocatoria de elecciones de ayer 4 de mayo, dio el pistoletazo de salida a una campaña en la que los partidos intentan cazar los votos de Cs. La irrupción de Inés Arrimadas está atrapada en una crisis que amenaza su propia supervivencia y, según el barómetro del CIS de febrero, tiene los votantes menos leales. “Sabemos que se han marcado su objetivo en Cs”, admitió ayer Ignacio Aguado, el líder en Madrid, que denunció que PSOE, PP y Vox quieren impulsar un proceso de absorción como el que acabó con UPyD en 2019.
El primer paso de la campaña para conseguir el voto de los votantes de Cs lo dio este jueves Isabel Díaz Ayuso. Menos de 24 horas después de la disolución de la Asamblea y del anuncio de las elecciones, la presidenta de Madrid anunció su deseo de ocupar cargos del partido de Aguado, así como de sus electores, para unir el centro derecha bajo la sigla PP. Una OPA en toda regla en la que también quieren participar PSOE y Vox.
Quieren sacar el centro político del mapa para tratarnos de forma arbitraria y restituir a España de los partidos, pero eso no lo vamos a permitir.
Ignacio Aguado
“Sabemos que se han marcado su objetivo en Cs”, reconoció ayer en un comunicado Aguado, líder regional de formación y exvicepresidente de la gestión de Díaz Ayuso. “Quieren sacar el centro político del mapa para tratarnos de forma arbitraria y restituir a España de los partidos, pero eso no lo vamos a permitir”, añadió.
Según las encuestas, este nunca fue el escenario idóneo para los intereses de Cs, que siempre ha sido una de las formaciones nacionales con votantes menos fieles desde que arrancó en 2015 con la expansión nacional desde Cataluña.
El 83,2% de los electores que declararon en el CIS en febrero que habían votado por Albert Rivera en las elecciones generales de 2019 también admitieron en el mismo barómetro que estaban votando o no por un partido, según lo que más tienen. . como convencerlos cuando llegue la elección. Solo el 3,7% de los ciudadanos afirman ser fieles al voto de las Cs.
Al mismo tiempo, los votantes dejaron pistas de que podían votar por diferentes proyectos, aunque acordaron apoyar a Albert Rivera durante las elecciones generales. El 28,2% admitió que podría optar por el PP, el 6,2% por Vox y el 5,9% por el PSOE.
A la luz de estos registros, los estrategas de todas estas formaciones son conscientes de dos cosas. Primero, que estos datos reflejan que hay un botín espectacular a su alcance: 625.000 personas apoyaron a Ciudadanos en las elecciones autonómicas de 2019, lo que se tradujo en 26 diputados en la Asamblea y colocó al partido como la tercera fuerza más importante en el Parlamento de Madrid. .
Y en segundo lugar, que no es la primera vez que una formación de centro y derecha intenta crecer, rascar votantes en el PP y luego entrar en crisis: eso ya ha pasado con UPyD, la formación que lidera Rosa Díez, que sumó de la suma de cerca de 200.000 votos en la elección autonómica de 2011 (ocho diputados) para quedarse en 64.500 en la de 2015 (sin representación) y unos 4.690 Pyrrics en la de 2019 (sin diputado).
El galpón electoral de Cs
Madrid, con Cataluña, fue la principal caja de cereales del partido que ahora dirige Inés Arrimadas. Aquí estaba su representación institucional más poderosa, con el catalán, y aquí se suponía que tenía las bases más movilizadas. El primero se elevó por los aires con el avance electoral, que destrozó los seis ministerios, la vicepresidencia y el portavoz del gobierno de coalición con el PP. El segundo está siendo investigado el 4 de mayo. La elección llega en el peor momento para Cs.
El partido es derrocado por Díaz Ayuso del gobierno y acepta el desgaste de la gestión de la pandemia, sin compensarlo con la brillantez de la vicepresidencia que tuvo Aguado. Ante la posibilidad de que interpusiera una moción de censura ante el PSOE, se le acusa de ser el causante del problema, y sus esfuerzos ahora se dedican a desmentir la acusación y no a redactar un proyecto electoral. Su líder eventualmente sufrió un desgaste mucho mayor que el de otras carreras políticas combinadas en el pasado.
Si bien Aguado aseguró que sería el cartel de la elección de C por tercera vez en las primarias, la dirección nacional no le dio un apoyo explícito y tampoco le aseguró una victoria fácil. Aunque cuenta con el apoyo de la organización madrileña, como ilustra César Zafra, su mano derecha y organizador de la base, ya se sabía que tendría al menos un competidor.
Primer competidor de Aguado
‘El recurso ante la Justicia tenía por objeto que quienes representaran a Cs [en la Asamblea] mantendrán su estatus legal privilegiado después de abandonar a quienes confían ”, dijo Juan Carlos Bermejo, del sector educación crítica, al anunciar su candidatura. “Ya sabemos quién es responsable de que los votantes no quieran confiar en Cs”.
La presencia de candidatos fuertes en estas elecciones parciales ayudará a medir cuánto futuro los propios políticos de Cs le otorgan al proyecto. A menos de dos meses de la cita con las urnas, todos saben que PP, PSOE y Vox están convirtiendo la campaña electoral en una competición para arrebatar los votantes que les quedan.