
La Unión Europea que me gusta es una UE que hace bien el trabajo aburrido y no habla demasiado de eso. Por ejemplo, no necesitamos que nadie proclame los beneficios de saber que la Unión tiene una política de competencia de primera clase. Donde la UE ha cometido un error en las últimas dos décadas ha sido adoptar poderes sin poder para hacerlo. La sobriedad era mala, pero también estúpida. La Comisión Europea nunca debería haber aceptado la tarea de adquirir vacunas sin un cambio formal en el tratado que le diera los poderes y los medios para hacer el trabajo correctamente.
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