Tras los problemas sufridos por el pago de la ERTE y con los problemas que existen para desplegar una renta mínima, la Administración afronta otro enorme reto: cómo proporcionar los 7.000 millones de ayudas directas a empresas y autónomos para que paguen rápidamente lo que el Gobierno aprobó este viernes. y que las comunidades deben funcionar. Con un obstáculo extra: tienen que gastarlo todo el año. Así consta en la ley sobre el real decreto publicado este sábado en el BOE. Si los gobiernos locales no pudieran brindar la ayuda, ‘el saldo no ejecutado o comprometido a 31 de diciembre de 2021 debe ser devuelto al Ministerio de Hacienda’, establece la legislación. Las comunidades tendrán que darse prisa a pesar de los enormes problemas que tendrán para poner en marcha este sistema de pago.
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este viernes, la vicepresidenta de Economía, Nadia Calviño, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, manifestaron que con estas medidas esperan los problemas de demasiada deuda. Y ambos confiaban en que esta ayuda llegaría rápidamente.
Sin embargo, fuentes consultadas de diferentes comunidades expresan su preocupación. El dinero se transferirá a las autonomías en el plazo de un mes y diez días para dar tiempo a la firma de los convenios y a que la Agencia Tributaria ponga en marcha la plataforma con la que confirmará los datos del IVA que la renta está disminuyendo. En otras palabras, el sistema debería comenzar a funcionar a principios de mayo.
El problema es que en los nueve meses restantes del año, las comunidades primero tienen que aprobar los procedimientos y si determinan diferentes montos de apoyo. A continuación, tienen que orquestar las estructuras y el personal necesarios para realizar dicha tarea sin poder contratar debido a las limitaciones de reemplazo de personal. Los potenciales beneficiarios deberán presentar la solicitud y presentar la documentación que justifique el apoyo. Eventualmente, esto tendrá que concederse después de haberlo consultado con la tesorería. Es decir, el dinero puede llegar a las autonomías en unos cuarenta días, pero tardará más en llegar a las empresas.
Quejas de la comunidad
Incluso cuando se llega a ese punto, muchas empresas pueden quedar fuera por criterios muy restrictivos: pueden quedarse sin ayuda porque bajan menos del 30% en su facturación, porque no tienen un resultado neto positivo en 2019 o estar en Altura de sus pagos con Hacienda y Seguridad Social. Cuando una empresa tiene problemas con una caída de más del 30% en las ventas, las facturas a los proveedores se retrasan primero y el siguiente paso es dejar de pagar su deuda con el estado. Aunque este último problema se puede salvar con el aplazamiento, explican las fuentes de la Administración.
‘El gobierno ha vuelto a dejar una patata caliente a las comunidades. Transfieren gran parte de la gestión sin consultar y sin modificar la ley de subvenciones, que contiene muchas obligaciones. Entre ellos, la verificación del cumplimiento de la finalidad de la asistencia denuncia un alto funcionario de autonomía. Y este gran desafío se mezcla con la gestión de los fondos europeos y con la elección de Madrid, que está frenando el proceso.
De hecho, la aprobación de las ayudas se retrasó por este debate: algunos ministros querían que la Agencia Tributaria tomara las riendas y se ocupara de las ayudas directas en su totalidad. Exigieron que esta institución se responsabilizara de sí misma, así como la SEPE o la seguridad social estaban en el punto de su capacidad. Sin embargo, Hacienda defendió con uñas y dientes que no era el momento de saturar la agencia tributaria en medio de la campaña de recaudación. Y esa opinión prevaleció.
Esto significa que las subvenciones probablemente tendrán que concederse sin que se realicen los controles. También será necesario certificar que la empresa sigue activa a 30 de junio de 2022 y, en caso contrario, recuperar el dinero. A partir de ahí, las comunidades tendrán muy poco tiempo para controlar millones de facturas. Ya en el primer trimestre de 2022, las autonomías deben aportar cuentas que envíen toda la documentación. Si la investigación no se completa, la tesorería puede reclamar el dinero.
Más deuda pública
El plan de ayudas se financiará con deuda pública. Y esto no deja de lado la pugna de la historia: las comunidades no podrán aplicar los méritos de los fondos, ya que, como dice el decreto, tienen el origen de los fondos que financian, es decir, deben apuntar Que el dinero proviene del gobierno de España.
95 actividades dependen de estas ayudas directas de entre 3.000 y 200.000 euros, que engloban un amplio abanico de ocupaciones y negocios, desde heladeros, panaderías y taxistas hasta bodas, campings o gimnasios.
La decisión determina el rayo de acción: deben aplicarlo para reducir la deuda, pagar a los proveedores y cubrir costos fijos. E indica el orden: primero pagar a los proveedores por orden de antigüedad y luego el monto nominal de la deuda bancaria, en su caso, y priorizar siempre la deuda garantizada por el Estado.
Para autónomos que no pagan impuestos en módulos y pymes de hasta diez trabajadores, el apoyo máximo será del 40% de todo lo que supere la primera bajada del 30% en la facturación. Para el resto, será el 20% de lo que supere la caída del 30% en los ingresos. En cualquier caso, habrá un mínimo fijo de 4000 euros. Y para el trabajo autónomo en módulos es una cantidad fija de 3000 euros.
Las empresas con una facturación de más de diez millones y que operan en varias comunidades podrán reclamar la ayuda en todos, y no solo en el país donde tienen su sede.