

La política madrileña también está hirviendo en los grupos de WhatsApp. El equipo de comunicación de Isabel Díaz Ayuso lidera uno con 251 periodistas. Se difunden las agendas, la comunicación, los enlaces a las ruedas de prensa vía telemática: el día a día de la todopoderosa Comunidad de Madrid. El pasado miércoles 10 de marzo, a las 10.23 de la mañana -y la hora es muy importante- se publicó parte de la agenda para el día siguiente: ‘Ayuso, el vicepresidente, Ignacio Aguado, y el resto de los asesores de gobierno harán mañana acudiendo a homenajear a las víctimas del 11 de marzo en la Plaza de la Puerta del Sol ”. Tres horas después de este mensaje y de esta aparente normalidad, la coalición del PP y Ciudadanos en Madrid vuela por los aires.
De repente y sin previo aviso, Ayuso pospuso las elecciones para el martes 4 de mayo. Por si fuera poco, PSOE y Más Madrid también registraron dos mociones de censura en su contra en la Asamblea. La ley es clara. Si se convocan elecciones, la Asamblea se disolverá y no se podrán presentar mociones de censura. Y si se registra una moción, los votantes no pueden ser convocados a las urnas y la Asamblea seguirá existiendo. En Madrid, ambas cosas sucedieron en tres horas. ¿Café? Dos tazas. ¿Quién tiene la razón? ¿Qué pasa entonces?
Entran en juego nombres desconocidos. Fabio Pascua Mateo es el secretario general de la Junta de Gobierno de Ayuso, que se encarga de sellar y certificar que todo está correcto. La burocracia invisible que controla la política. El árbitro de los roles de la región. Pascua confirmó el día de este terremoto político que Ayuso había decidido disolver la Asamblea y por tanto realizar elecciones anticipadas a las 11:45 de la mañana. Luego, señala, firmó la decisión. Eran las 12.25 de la tarde. Aquí comienza el primer lío judicial. Según el artículo 42 del Código Electoral español, es necesario que la resolución sea publicada en el Diario Oficial de cada Comunidad al día siguiente para la disolución de la Asamblea y el anuncio del avance de la elección. Allí -y no antes- la Asamblea se consideraría disuelta: se oficializaría el avance de la elección. Ayuso publicó la decisión el jueves 11 de marzo en el Boletín Regional de Madrid a las 0,06.
Madrid es un ayuntamiento aparte
En principio, todo saldría bien. Pero Madrid es un ayuntamiento aparte. A cinco kilómetros de la Puerta del Sol, donde Ayuso acababa de firmar la decisión, también estaba en marcha la maquinaria jurídica de Más Madrid y del PSOE. Los diputados de Más Madrid presentaron su moción de censura en el Registro de la Asamblea a las 13:03 de la tarde. El PSOE, a las 13.07. Cruzaron los pasillos. El Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid impide la disolución de la Asamblea cuando está ‘en trámite’ una moción de censura. La izquierda madrileña jugó esta última baza legal para intentar frenar la convocatoria electoral de Ayuso. Con la ley en la mano, la decisión del presidente de Madrid se oficializa primero antes de ser publicada en el boletín local. Se pueden registrar los movimientos del PSOE y Más Madrid. ¿Y bueno?
El PP cree que el acuerdo de Ayuso es válido sin pasar por el boletín autonómico. “Está siendo adoptado por quien pueda adoptarlo”, dijo Enrique López, ministro de Justicia regional y ex magistrado de la Corte Constitucional. “El presidente Ayuso hizo todo a tiempo. En ese momento, no se había presentado ni pendiente ninguna moción de censura. El acuerdo es válido independientemente de que se publique al día siguiente, según lo dispuesto por la ley. La gente popular se esconde en los minutos. Si Ayuso accede a disolver la Asamblea, son las 23:45 de la mañana y cuando Más Madrid y PSOE presentan las mociones de censura es a las 13:03 y 13:07.
¿Por qué, entonces, la Asamblea concedió las mociones impugnadas si Ayuso ya había firmado la resolución, aunque solo estuviera vigente al día siguiente? Las disputas políticas también surgen en este laberinto judicial. La decisión de Ayuso provocó un tsunami en Ciudadanos, con el que el gobierno compartía. Y precisamente la presidencia de la Asamblea es por el partido de Inés Arrimadas. Ciudadanos decidió unirse al PSOE para frenar la maniobra de Ayuso. De hecho, la Asamblea continuó su actividad parlamentaria esa tarde en la que ya se había anunciado la marcha de las elecciones y su disolución. Solo hubo un partido que no asistió: el PP.
Los delegados ciudadanos se levantaron el jueves por la mañana con la destitución de todos los concejales. El presidente de la Asamblea, Juan Trinidad, reunió con urgencia a los delegados que integran la denominada Mesa de la Delegación Permanente, nombre un tanto llamativo que significa que la Asamblea se viste con atuendo electoral o festivo cuando no hay sesiones. No habrá más sesiones plenarias ni comisiones. Hasta después de las elecciones, solo estará abierta la cafetería. De hecho, la mayoría de los diputados que asistieron el jueves eran socialistas. Intentaron ser un día normal, sin éxito. Los delegados de la Mesa de Delegación Permanente, que en general son ciudadanos mayoritarios y PSOE, acordaron en su reunión de emergencia disolver definitivamente la Asamblea. Tuercen el brazo, pero dan un último golpe. Han apelado al Tribunal Supremo de Madrid para que paralice inmediatamente las elecciones. Creen que Ayuso provocó un ‘conflicto institucional’ entre el gobierno y el parlamento local.
En la misiva, hacen referencia a la separación de los poderes ejecutivo y legislativo: “El poder de disolución del presidente de la Comunidad se hizo tras la existencia de uno de los límites infranqueables que impone el Estatuto de Autonomía”.
El PP respondió a este paso del PSOE y Ciudadanos con un recurso de apelación contra la decisión del Consejo Parlamentario. Más basura. Más lío legal. Más botones irónicos para los jueces. Como si fueran pocos, Vox volvió a hacer un llamamiento este viernes con el mismo argumento que el PP. ¿Qué pasará entonces? Finalmente el domingo, los magistrados anunciarán o reconocerán lo que dice la Mesa de la Cámara. Si su apelación tiene éxito, la Asamblea se reactivará. Pero eso no significa que la elección esté paralizada. La última palabra es definitivamente el tribunal constitucional. Mientras tanto, los partidos ya están anunciando a sus candidatos para el 4 de mayo, y por si acaso.