31 de mayo de 2023

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Fidel Castro, el último rey católico | Babelia

El Papa Francisco, con Fidel Castro, en La Habana en 2015.
El Papa Francisco, con Fidel Castro, en La Habana en 2015.Domenico Stinellis / AP

El Papa Francisco, durante su visita al líder de la revolución cubana, Fidel Castro, le entregó un libro y discos con sermones y reflexiones de Armando Llorente, el jesuita español, tutor en la escuela donde se formó Castro. El mismo sacerdote expulsado por la revolución tuvo que exiliarse en Miami en 1961 y antes de morir quería liberar a Castro. El biógrafo del Papa, Austen Ivereigh, estaba encantado: los regalos eran para que Fidel se reconciliara con su pasado jesuita. No fue necesario, Fidel Castro nunca dejó de ser jesuita, la matriz religiosa y moral que adaptó al marxismo-leninismo y confundió así a los soviéticos. Esta es la disertación desarrollada por el historiador italiano Loris Zanatta en su libro Fidel Castro, el último rey católico (Edhasa), que pronto aparecerá en España. En él muestra generosamente la apropiación de las palabras de la religión y la moral del sacrificio para ganar el cielo, sintetizada en una de las frases más repetidas por Fidel Castro: “Hay que reprimir al hombre para salvarlo”.

La idea entusiasmó al sacerdote y poeta nicaragüense Ernesto Cardenal y al hermano dominicano brasileño Frei Betto, amigo y biógrafo de Castro, que veía en el líder de la revolución cubana un cruzado por el cristianismo: basta sin devoción a su liturgia revolucionaria, su larguísima discursos evangelísticos, e incluso la iconografía oficial que lo muestra con palomitas de maíz en su cuerpo, más parecido al de los santos en fotografías católicas que a un comandante predicando violencia redentora. En el ensayo abundante y minucioso, el historiador desmantela el mito ideológico más poderoso de la izquierda latinoamericana y demuestra en Fidel Castro las raíces españolas de la tradición nacionalista católica, la cruz impuesta con la espada y el desprecio por el liberalismo secular que se encuentra en la la existencia actual sigue existiendo. populismos disfrazados de socialismos del siglo XXI. La política fecundada por la religión y el sentimiento religioso de los sectores populares convertidos en una creencia ideológica sobre la que se montaron regímenes caudillescos, hicieron de la democracia liberal un cultivar exótico, ajeno a la tradición autocrática de América Latina.

Zanatta, autor de varios libros sobre lo que más ha estudiado y conoce, el peronismo y el nacionalismo católico, la religión y las creencias populares como la entrevista ideológica de líderes políticos, se enfrenta a una biografía cíclica de una de las figuras inevitables del siglo XX, que ha sido ampliamente contado. ya la que dedicó años de estudio. Una ventaja si piensas que la materia prima del historiador son las fuentes y en el caso de Fidel Castro y la revolución cubana, llena las bibliotecas. Lo más importante, sin embargo, falta, el cubano, hasta la médula, salvo los investigadores que refuerzan el mito.

Sin someterse al carisma del personaje, ‘el primer historiador de sí mismo’, sobre la novedad esperada en el título, Loris Zanatta explica que no debe sorprender que ‘el monarca comunista del siglo XX sea heredero del ideal de los príncipes del pasado: creció durante siglos en una isla que era España, en un entorno familiar y social español y católico ”, formado por sacerdotes en los principios del comunitarismo de la misión jesuita. Un legado que impregna su universo moral, la salvación de las almas a través del evangelismo ideológico y el aliento creativo del ‘hombre nuevo’ a través de la acción revolucionaria y la disciplina, la sociedad sin clases del comunismo y la salvación del pueblo elegido por el líder salvador mesiánico es. Las analogías entre la sociedad castrista y la de la comunidad cristiana se evidencian en un recorrido detallado y atractivo por la vida de Fidel Castro y la sociedad cubana, ‘donde el individuo está sujeto a la comunidad sobre la que vela la Iglesia, es decir, la parte patrocinadora . de ortodoxia y unidad de fe. Y encima, el rey Castro, investido de poderes temporales y espirituales ”. En ese recorrido histórico, Zanatta encuentra rasgos comunes a muchos católicos latinos que, como Castro, desprecian los valores y prácticas democráticas del liberalismo anglosajón al que el líder de la revolución cubana atribuyó las ‘fracturas morales del mundo’. y que hoy repite los nuevos populismos en la región. Esta estabilidad cultural mide la importancia del libro en un momento en que Cuba está implementando su fallido modelo socialista y actualizando el debate en torno a la democracia en el continente, amenazado por autocracias y populismos electorales.

Este es un gran ensayo que escaneará a los fieles devotos de Castro para ver la herencia española y católica asociada con el ícono marxista-leninista, así como al pueblo anticastrista que luchó contra su comunismo, que se sentirá incómodo de verlo. como monarca católico. La lectura insatisfecha del mismo, sin embargo, nos ofrece aspectos que siempre han estado al alcance del entendimiento racional, pero que han sido desechados por el poder emocional del autoengaño ideológico, el despotismo, la moral sexual, glorificando a los pobres por su pureza de alma. para justificar el fracaso. la revolución, el desprecio por las democracias y su apoyo a las guerrillas armadas del continente.

Un libro inquietante para nosotros que teníamos veinte años en los setenta y caímos bajo los humos de la revolución cubana. Luego de la resaca de exiliados, muertes y desapariciones, tuvimos que aprender el valor de vivir en lo que desprecia las revoluciones, la democracia liberal, y hoy miramos con ansiedad a las nuevas generaciones formadas en la libertad, que reescriben la historia y niegan las violaciones de derechos humanos. en Venezuela y glorifica a las guerrillas armadas impulsadas por el régimen de Castro, como señala Zanatta, solo con ‘hechos’ y con las abundantes palabras de Fidel.

Norma Morandini es una periodista y escritora argentina. Fue diputada independiente y senadora.