
Las infecciones y muertes en los hogares de ancianos continúan disminuyendo drásticamente. Del 1 al 7 de marzo, las comunidades autónomas registraron 33 muertes, según el informe sobre la situación en estos centros publicado este viernes por el Instituto de Personas Mayores y Servicios Sociales, dependiente del Ministerio de Derechos Sociales. La cifra representa una disminución del 95% en comparación con las 715 muertes de la tercera semana de enero (del 18 al 24). A partir de entonces empezó a surtir efecto la vacunación en residencias de ancianos, la primera en vacunarse en España. En este declive confluyen dos procesos. Por un lado la campaña de vacunación y por otro el declive de la tercera ola, que también se nota en todo el país. El resultado es que la semana pasada se reportaron 44 positivos en residencias, una disminución del 99% frente a las 4.463 infecciones de la tercera semana de enero.
El informe, que se publica por tercera vez este viernes, especifica que se trata de una estadística de nueva creación, que es posible que los datos se ajusten en las primeras semanas. Aunque las cifras pueden diferir ligeramente, la tendencia no deja lugar a dudas. En diez comunidades no se registró contagio del 1 al 7 de marzo, excepto Ceuta y Melilla. Se trata de Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Comunidad Valenciana, Extremadura, Murcia, Navarra y La Rioja. Y en el resto de autonomías, el máximo número de positivos se registró en Madrid, con solo 12 casos.
Las cifras ahora no tienen nada que ver con las del primer mes del año. Ya que la situación del país no tiene nada que ver con eso. España batió el pasado 25 de enero el récord de incidencia acumulada, con 884,70 casos por 100.000 habitantes en los 14 días anteriores. Este viernes, la prevalencia es de 130,51.
Pero a pesar de que la situación está mejorando en general, lo está haciendo más rápido en estos centros: la disminución en el número de muertes e infecciones es más evidente en las residencias que en el país en su conjunto. Si bien es imposible comparar con los datos de marzo, porque los datos del Instituto de Salud Carlos III para ese período aún no están suficientemente consolidados, la comparación se puede hacer con información de la última semana de febrero. Desde la semana del 18 al 24 de enero hasta la del 22 al 28 de febrero, el descenso de las defunciones en todo el país fue del 63,3% y en las residencias de ancianos del 89,5%. En cuanto a infecciones, el descenso en el conjunto del país fue del 85,1% y en las residencias del 97,9%.
29.419 muertes y 88.057 infecciones
Los datos sobre muertes e infecciones en hogares de ancianos fueron un dolor de cabeza durante esta crisis de salud. Hasta que el gobierno comenzó a publicar estos informes el martes pasado, era necesario acudir a las comunidades para verificar la evolución del impacto del virus en estos centros, pero las autonomías ofrecen cifras difíciles de homogeneizar. La recolección de datos y su sistematización se llevan a cabo de manera conjunta por tres ministerios: derechos sociales, salud y ciencia. Incluso después de afinar las cifras, el informe publicado recientemente especifica que aún existen deficiencias con los datos de cinco autonomías.
Los hogares de ancianos se vieron muy afectados durante la pandemia. Desde el inicio de la crisis sanitaria, han fallecido 29.419 personas mayores que vivían en albergues, ya sea en el hospital o en los propios centros, y 88.057 se han contagiado, según los datos publicados este viernes, aunque las cifras de los informes anteriores. Las muertes en hogares de ancianos representaron el 97,9% de todas las muertes registradas en residencias para servicios sociales, que también incluye centros de discapacidad y otros alojamientos colectivos. Da una idea de su vulnerabilidad: aquí viven personas mayores, la gran mayoría de las cuales tienen más de 80 años, y muchas de ellas tienen patologías previas.
Sin embargo, la intensidad con la que la pandemia afectó a las residencias varió. Hay tres momentos distintos en el informe. De marzo a junio del año pasado se produjeron 19.861 defunciones, y en más de la mitad de ellas (10.492) no se pudo confirmar el diagnóstico de covid mediante una prueba, es decir, se trata de personas que fallecieron con síntomas compatibles con la enfermedad. En ese momento no había pruebas, los materiales de protección escaseaban y las comunidades más saturadas restringían la derivación al hospital de ancianos de estos centros. De hecho, se especifica que es muy posible que existiera un ‘alto subreporte’ de casos positivos en esas fechas.
Con el tiempo, los medios de comunicación y el conocimiento del virus mejoraron, lo que limitó el efecto del covid-19. Sin embargo, murieron 5.933 personas desde junio hasta principios de 2021. Para este año, la información se presenta semanalmente y es aquí donde se puede permitir una tercera fase: el efecto de la vacunación en las residencias.
Del 4 de enero al 7 de marzo murieron 3.625 personas que vivían en hogares de ancianos. Pero la semana pasada, solo el 0,3% de las más de 5.000 residencias del país tuvieron un caso. Sin duda una esperanza para los centros tan golpeados por el gobierno.