
La batalla por el Consejo General de Justicia (CGPJ) quemó este jueves otro escenario en el Congreso. Las dos formaciones de gobierno, con el apoyo de la izquierda y los nacionalistas, han adelantado la ley que impedirá que el CGPJ siga otorgando cargos judiciales cuando expire su mandato, como el actual. El texto recibió un gran apoyo: 196 votos se compararon con 150 en contra. Ahora va al Senado y según los cálculos de los promotores debería entrar en vigencia en poco más de un mes. El PSOE confía en que la restricción de las funciones del CGPJ eventualmente doblegará al PP en su resistencia a la renovación de un organismo cuyo mandato legal expiró hace más de dos años. El Congreso también aprobó el establecimiento de una comisión de investigación sobre el proceso de vacunación contra el covid-19.
El interminable debate sobre el poder judicial acabará por dejar exhaustos a sus propios protagonistas. La mayoría de los voceros que hablaron en el Congreso este jueves apenas ocultaron cierta vacilación. “Todo está dicho”, coincidieron varios. También hubo bastantes coincidencias para destacar que el proyecto es ante todo una herramienta para intentar que el OB vuelva a las negociaciones rotas hace dos semanas, debido a la cerrada negativa de los populares a nominar a cualquier candidato propuesto por United We Can aceptar.
El portavoz de Justicia de esta última formación, Enrique Santiago, desmintió el mayor: según él, Unidos Podemos no ofreció ningún candidato como tal. Al mismo tiempo, Santiago ataca al PP, ‘un partido con cinco millones de votos que pretende vetar a otro con tres millones’, que no dudó en utilizar como ‘actitud incitadora’. Los ataques más duros en Santiago, sin embargo, fueron contra el actual CGPJ, al que acusó de ‘volverse a la política’, ‘interferir en los poderes del legislativo’ y eventualmente participar en un ‘enfrentamiento de la ley contra la democracia y contra este Congreso. ”.
Entre la mayoría que apoya al Ejecutivo, nadie se refirió esta vez a la reforma de mayor envergadura, primero anunciada y luego congelada, lo que significó que el Poder Judicial podría renovarse con el apoyo de la mayoría absoluta del Congreso (176 escaños). de las tres quintas partes (225) exigidas por la ley vigente. Aunque el portavoz de United Podemos sugirió otro paso sobre el texto aprobado este jueves: otro que impone la destitución inmediata de los miembros del CGPJ tan pronto como expire su mandato. La idea fue sugerida anteriormente por algunos de los pequeños grupos que apoyan al gobierno, como EH Bildu y Compromís. Entre estos se encuentran los que desde hace tiempo han propuesto fórmulas para superar el bloqueo, como el de José María Mazón, del Partido Regionalista de Cantabria, que propone un empate entre candidatos propuestos por los jueces y revisados por el Congreso, sin encontrar eco lejos.
El PP ignoró los reiterados llamamientos para acabar con el bloqueo y no dio la menor señal de que pretendía rectificar. El diputado Luis Santamaría lo pintó con tono épico: “No dejaremos caer la última línea de defensa de la supremacía”. Otros portavoces no faltaron para señalar que la posibilidad de que el PP cambie de postura, con el nuevo escenario electoral abierto en Madrid, está aún más lejos. Además de los populares, también insistieron en su rechazo al proyecto de Vox y Ciudadanos, con condiciones tan estrictas como las del portavoz de esta última formación, Edmundo Bal, que lo califica de “traición al equilibrio de poder”.
El PNV, a pesar de su apoyo, ha expresado críticas. Su diputado Mikel Legarda coincide en que el ‘bloqueo injustificable’ para la renovación es una ‘desviación constitucional’, pero apunta que la ‘actual reforma expresa’ no es ‘la más adecuada’ para repararlo. Para el PNV, más que cambiar las leyes, es necesario acabar con el ‘comportamiento político’ que llevó al CGPJ a ser designado con ‘criterios sectarios y sesgados’.
Y como todo se dijo y se repitió cien veces, algunos diputados aprovecharon el debate para presentar diversas promociones. La popular Santamaría, parlamentaria por Valencia, hizo propaganda por las Fallas desde la tribuna y desplegó un folleto de noventa. La del secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, tuvo un aspecto diferente: desempolvó la teoría de la conspiración sobre la masacre del 11-M, de la que el jueves se cumple el 17 aniversario, y rodeó la masacre en lo que su partido llamó el “Globalismo”, un “Magma totalitario en el que quieren disolver España”.
Tras la división del Poder Judicial, la cámara presentó una imagen inusual de casi unanimidad para configurar una comisión para investigar el proceso de vacunación en España. Además, la iniciativa no proviene de una de las grandes formaciones, sino del grupo parlamentario múltiple. Está siendo defendida en su nombre por el diputado Joan Baldoví de Compromis, quien se refiere específicamente a los casos de funcionarios públicos y personalidades que se saltaron la lista para vacunarse. La propuesta contó con un solo voto en contra y 60 abstenciones.