
El orgullo del Madrid no fue suficiente y el Barça tuvo mucha solvencia. Los de Jasikevicius se han llevado el clásico por cuarta vez consecutiva esta temporada y han consolidado su liderazgo en la Euroliga. El equipo de Laso fue justo en recursos y condenado a la resistencia y no contó con el aporte de Tavares y Deck ante un rival consolidado en torno a Mirotic y Oriola. La pasión del Madrid ha ajustado los huecos de partidos anteriores, pero el rock del Barça no se ha erosionado. Los de Laso perdieron su duodécimo partido, el sexto ante los rivales españoles del torneo, que aún tienen que ganar en su propia pista y en la de nadie. “Estamos más abajo que en la Copa. Es humano bajar de nivel, pero ahora tenemos que volver a subir”, analizó Jasikevicius, exigente pero satisfecho con el crecimiento de su equipo en la batalla por el eterno enemigo. El Barça ya se ha clasificado matemáticamente para él batalla de play-off y con el margen para hacerlo primero de la tabla. El Madrid debe ganar al menos dos de los cinco partidos restantes para llegar al top 8.
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Hace un mes, el trofeo supuso un ejercicio rotundo de superioridad del Barça sobre un mal rival, y muy golpeado por las víctimas. Una carrera desigual entre un equipo poderoso que lucha contra sí mismo para endurecer su abundante talento, contra un grupo cuya sucesión de contratiempos ha hecho de la temporada una cuestión de orgullo y supervivencia. El guión se quedó en el quinto episodio de una serie que promete más entregas y emociones fuertes de aquí a fin de año.
Solo Abalde, Garuba y Tavares estuvieron disponibles en las 29 jornadas continentales en Madrid. Esta vez Rudy y Llull seguían fuera y Thompkins se fue entre algodones. Mientras espera la incorporación efectiva de Pau Gasol, Jasikevicius consigue el repertorio para tirar. “Iremos con paciencia, como estaba previsto. Poco a poco. Todavía le queda mucho camino por recorrer para empezar a jugar”, dijo el técnico azulgrana sobre Pau en la previa al partido, preocupado porque su equipo estaba ‘física e intensamente’ en el duelo “Hay que llegar con cada balón partido”, explicó el técnico del Barça para visibilizar su plan. El pulso seguía con su quinteto de apertura, Alocén encontraba su camino en la pista y la influencia de Tavares aumentaba paulatinamente, del 3-10 Se fue en un santiamén al 14-13, cerrado, con los bancos sobrecargados en cada decisión arbitral, y con un triple de Kuric que permitió a su equipo mantener la iniciativa (19-24, m. 10).
Hanga y Laprovittola se emparejaron en la posición de base en la continuación y el Barça intentó aprovechar la ventaja física. Antes, Deck intentó adelantar a Calathes. Y en medio del juego de ajedrez de los entrenadores llega la segunda infracción de Tavares. Sin embargo, el paso por delante de Abalde, 2 de 2 en tries en esa división, y otro bingo de Laprovittola, permitió al Madrid mantener el equilibrio. Con y sin Tavares, los blancos estiraron su dominio en el rebote como base de su resistencia.
Fue de nuevo Oriola quien despertó a los hombres de Jasikevicius y quitó con intensidad las amenazas de suficiencia azulgrana. Antes del viaje al vestuario, los hombres de Laso dieron un triple alivio cuando empezaron a hacer la goma. Pero la última imagen de la primera parte fue un obstáculo de Tyus (en su mejor día hasta el momento), que frustró un contraataque blanco y del que se lesionó el madridista. Esta fue la undécima derrota de los locales (38-41, m. 20).
A esas alturas, el Madrid remaba con más actitud que cabeza. El Barça se dejó llevar con más solvencia que corazón. Cuestión de concentración y pasión. No era la dureza que exigía Jasikevicius ni la perfección que exigía Laso. Algunos tuvieron que tapar el hueco de las derrotas, los otros unos rounds en defensa. Y en el currículum, un socio de Mirotic anunciaba un Barça peor. La aspereza aumentó y el juego se espesó. Deck y Oriola acaparan los reflectores con puntos y sudor. La elegancia de Carroll, Abrines o Kuric fue la excepción en un parquet con mucho papel de lija y poco barniz. Una lucha tan aplastada como severa las sensaciones (57-57, c. 31).
El Madrid luchó por mantener su umbral de sufrimiento y el Barça por acabar con su mal genio. El tiempo se hizo escaso y la intriga aumentó (65-65, d. 35). Hanga y Abalde intercambiaron dos intentos y mientras Tavares continuaba con sus tres errores, Garuba apenas batía el área ante Oriola y Mirotic. Desde fuera, el propio Oriola soltó a los culés con un triple clave (69-73, m. 37). Abalde falló varias veces con su estoque cuando Mirotic refinó el tiro libre. Un enchufe del propio Mirotic a Deck y un amigo de Oriola durante el siguiente viaje al ring acabó con la trama. El Barça llevó el referente a los clásicos.