31 de mayo de 2023

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Calviño quiere que las ayudas directas se destinen a gastos fijos y a reducir la deuda Economía

María Jesús Montero (i), portavoz de Hacienda y Gobierno, y Nadia Calviño, vicepresidenta de Economía.
María Jesús Montero (i), portavoz de Hacienda y Gobierno, y Nadia Calviño, vicepresidenta de Economía.JJ Guillén / EFE

Tras el tejido político, queda todavía por ajustar el filo técnico del decreto de ayudas a las empresas. Pese a la desgana inicial, el gobierno tiene claro que habrá transferencias no reembolsables durante unas semanas, pero el problema es cómo articularlo. Desde que España se adhirió a la UE, no ha habido precedentes de ayudas masivas a las empresas. El plan permanece incompleto porque el sistema no está listo para verificar que los fondos se estén utilizando para los fines previstos: reducir la deuda y pagar gastos fijos como el alquiler o los suministros que no están cubiertos por la disminución de los ingresos. El diseño pone patas arriba la administración.

Desde que el presidente Sánchez anunció el plan de $ 11.000 millones hace dos semanas, el ejecutivo ha decidido que habrá una asistencia inmediata: compensación a las empresas por la disminución de ingresos que, según el esquema de apoyo aprobado por Bruselas a España, será para los que perdieron 30 % de sus facturas en comparación con el período prepandémico. El gobierno quiere una asistencia selectiva, condicional y extremadamente focalizada, con objetivos bien definidos. Y se encontró con el problema de controlar que se usara en las metas marcadas: Economía quiere que los fondos se usen para pagar costos fijos. Y que el resto se dedica a reducir deuda, básicamente los pagos pendientes a proveedores. Tener un sistema listo para verificar es un problema con grandes problemas técnicos, y se ha enfrentado a varios ministerios: algunos han pretendido ser las comunidades autónomas que quieren ejecutar; Otros están a favor de la Administración General del Estado, en concreto la Agencia Tributaria, que está a cargo.

Según fuentes gubernamentales, la creación de una estructura de control que provocó que Hacienda y Economía retrasaran la adopción del conjunto de medidas para aliviar a las empresas. Aunque otras fuentes aseguran que se ha perdido mucho tiempo en las discusiones sustantivas sobre cómo se debe ejecutar el plan. La decisión debe estar lista el próximo viernes, porque el domingo 14 finaliza la moratoria concursal, iniciativa que suspende la obligación de declararse en concurso de acreedores a quienes se han declarado en quiebra. Si no se prorroga antes del 14, la dirección se aventurará en una serie de procedimientos sin extender la ayuda y sin implementar la reforma de la ley de quiebras para facilitar el alivio de la deuda y la reestructuración.

‘El retraso se debe a un problema puramente técnico. “Necesitamos determinar algunos elementos que configuran una ley que es complicada en el área de derecho y que estamos sujetos a opiniones diferentes”, dijo este lunes la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Sin embargo, la titular de Educación, Isabel Celaá, admitió este lunes en TVE que existían importantes contradicciones, pero que ‘estas diferencias eventualmente se sintetizarán en la decisión’.

Además de este debate, una de las cuestiones fundamentales que más fricciones ha causado es quién distribuye la ayuda: el estado o las comunidades.

Este lunes, el saldo tendía a ser que el Estado entregaría las subvenciones directamente tal y como pedían Podemos y otros ministerios. Esto significa que la única agencia que tiene el tamaño para gestionar algo así está sobrecargada: la Agencia Tributaria. El Tesoro se mostró reacio a emplear esta institución. Y ayer por la tarde volvió a cobrar peso la opción de que las autonomías tramiten estos recursos. Tienen un mejor conocimiento de dónde estaban las limitaciones y una mayor capilaridad, justificando fuentes de la Administración. Montero apuntó ayer en la misma dirección: “Habrá un paquete de asistencia directa en el que estamos trabajando, en un modelo de cogestión que mantenemos con todas las administraciones”.

Tres fondos

El paquete completo tiene tres patas: un fondo de reestructuración de préstamos ICO administrado por un banco que eventualmente terminará en cancelaciones. Otra recapitalización de empresas medianas organizada por Cofides, empresa controlada por Industria. Lo que implica que la ministra Reyes Maroto tendrá, por tanto, una herramienta de apoyo a las empresas. Y el tercer fondo es el de ayudas directas.

Las dudas de la vicepresidenta Nadia Calviño y Montero retrasaron el plan. Calviño era muy consciente del informe del G-30, liderado por Mario Draghi, que dejaba claro que una vez superada la fase inicial de la crisis -con una lluvia de liquidez y garantías- las ayudas deberían estar bien configuradas. Solo para negocios viables diseñado para reducir el exceso de deuda generado. Además, Economía señaló que en otros países hubo empresas que tomaron el dinero y bajaron la persiana: Calviño está preocupado por los problemas de riesgo moral, a pesar de que el FMI y el BCE tenían claro que el costo de cerrar empresas es ahora más pesado que salvar negocios zombies. Con estos sitios se discute la mejor forma de aterrizar: “Si la ayuda acaba en negocios que no regresan, siempre se puede decir que se ha abusado de ella”, dice una fuente de la Administración.